martes, 23 de diciembre de 2008

A 25 años de La Ley de la Calle (o cuando Coppola sentó cabeza)

por Marcelo Morales


Corría el año 83, hace 25 años atrás, y Francis Ford Coppola trataba de salir del infierno, tal como el personaje de Martin Sheen en Apocalipsis Now. Toda la gloria del director más reconocido de la década de los 70s se había esfumado gracias a la megalomanía que en la que entendiblemente había caído. Comprensible furor de una mole cinematográfica viviente que había logrado hitos como ser el único director nominado al Oscar como Mejor Director dos veces en un mismo año (en 1974 por La Conversación y El Padrino 2) y haberse echado al bolsillo dos Palmas de Oro de Cannes (por La Conversación y Apocalipsis Now). Y a todo ello sumándole la pleitesía que le rendía la crítica y los espectadores de sus filmes. Creerse el cuento entonces, no sonaba tan disparatado.

Todo porque en 1982 estrenó el ambicioso musical One from the Heart y en las boleterías no recuperó ni la décima parte de los 20 millones de dólares que había costado. Una película de grandes proporciones, pero artísticamente mediocre lo llevó al foso. Coppola cayó completamente en la bancarrota, embargaron su estudio (American Zoetrope) y nadie confiaba en él.
El gordo tuvo que comer menos pasta, sacar a las esculturales modelos que invitaba a su mansión, cortar la fiesta y volver a los cuarteles de su genio. Llegó entonces a sus manos una novela juvenil de S.E. Hilton llamada Rumble Fish y la adaptó impregnándole una poética visual inspirada en los filmes de Orson Welles, mezclada con un elegante surrealismo que juega constantemente con el paso del tiempo. Así, con más ganas que monedas, nace La Ley de la Calle.

Corre la cinta y las nubes se mueven a una velocidad irreal y al fondo de una brumosa imagen se lee en un cartel “El chico de la motocicleta reina”. Minuto 16. El día no tarda en hacerse noche en un blanco y negro contrastado al máximo. De la oscuridad, de en medio de una cruenta pelea callejera en una desierta estación de metro por donde revolotean palomas blancas, surge El chico de la Moto para salvar a su hermano menor, Rusty James. La leyenda viviente ha regresado y Rusty James entusiasmado quiere vivir emociones al límite junto a su hermano mayor, pero él ya no es el mismo. No es el peleador callejero, el mito del barrio. Habla de forma suave, está daltónico y está semi sordo. Su vida no parece encajar en los caóticos tiempos en donde su hermano busca dárselas de duro. El motoquero vive una crisis existencial que se grafica magistralmente en los únicos elementos que poseen color en la película: unos peces de una tienda de mascotas que están separados porque sólo buscan pelear contra el otro. El chico de la motocicleta se pregunta si libres en el río seguirían siendo tan violentos.

Así, a través de encuadres perfectos, alucinaciones con rasgos expresionistas, en donde el tiempo (siempre el tiempo) corre a raudales, Coppola –que de paso dice homenajear a su hermano con el chico de la moto y que él se refleja en el irresponsable Rusty James- grafica una juventud ahogada en un ambiente que no les ofrece nada más que devorarse entre ellos mismos. Si, hay muchas películas que retratan lo mismo, pero no tan en la línea arriesgadamente surrealista y exquisita en la que Coppola filma La Ley de la Calle.

Un filme de culto que además cuenta con las primigenias actuaciones de Matt Dillon, Mickey Rourke, Nicholas Cage, Chris Penn, Diana Lane y Lawrence Fishburne (además de la aparición de Tom Waits) y con una excelente música aportada por el baterista de The Police, Stuart Copeland. Un filme de un director que recobró la razón para hacer una película que a 25 años merece seguir siendo recordada. En la era del DVD fácil de conseguir. En la era del Internet, fácil de descargar.



miércoles, 10 de diciembre de 2008

Tecnopacha: esto no es creatividad mall

("Tecnopacha", de Oscar Saavedra Villarroel. Editorial Zignos, Lima, 2008)

por Andrés Florit C.

Tecnopacha, el primer libro de Oscar Saavedra Villarroel (Santiago, 1977), es una barricada efectiva en estos tiempos de alienación política y totalitarismo mediático que vivimos en buena parte de Latinoamérica, y con particular énfasis, en Chile. Saavedra afrontó un desafío no menor y salió airoso, sumergiéndose en el magma de un volcán tapado con diario: la tácita renuncia a vivir un orden distinto del que nos rige, que es el capitalismo y sus derivados. Y que nos afecta en cada acto cotidiano y por cierto en el quehacer artístico.

Pero el "mensaje" de esta voz que no transa su "bolchevique emotion" no tiene nada de nuevo y por lo mismo este libro corría el riesgo de ser un panfleto más, otro gesto "político" grandilocuente y narciso, fútil y fatuo.

"Vehiculizar la poesía para la transmisión ideológica (a nivel, incluso, de la política contingente) significa privarla de su especificidad y reducirla –subordinando un nivel de producción a otro- a un mero papel ornamental (...) Esto significa que poesía y política deben encontrarse en un punto en que su afinidad garantice una suerte de combinación química, y no una mera mezcla física de sus respectivos elementos", sostuvo en alguna oportunidad Enrique Lihn, dando cuenta de la dificultad de este reto: que el discurso político no fagocite al poético.

Y el gran mérito de Saavedra es que logra hacer poesía. Una poesía situadísima, en un Santiago apenas ficcionado y por tanto reconocible, pero que sólo funciona como escenario y telón de un discurso que no está para contar anécdotas: el poeta se colocó un arnés épico y puso a hablar a una voz alucinada (PachaHombre, Bolchevique Emotion), logrando hacer hablar al lenguaje por sobre sus sentidos comunes y sus sobreentendidos. En Tecnopacha, la frescura verbal y rítmica nos conecta con lo atávico de un origen remoto y presente. Desde el título acierta al situarnos en un territorio híbrido, que no reivindica un origen americanista-puro, sino que aborda la complejidad de una trama en la que ya no sabemos dónde comienza Occidente y dónde termina la identidad de nuestro continente que vive día a día bajo la tensión de un orden que lo sobrepasa.

Esto es develado en forma rotunda a través del lenguaje, mediante recursos certeros (neologismos como la misma "tecnopacha" o "usaísta" para referirse a la proclividad hacia USA, o la sustantivación de adjetivos y viceversa) y una épica hiper-actual que inventa para mostrar, con ironía y humor negro, siendo en su ficción más realista que cualquier "realismo".

El campo cultural en que se mueve esta voz no es trivial: va y viene de lugares en que es repelido o perseguido, por la "policía-beat" o la "mafia objetivista", y en que es llamado a competir con "espejos quebrados / y la vejez ansiosa de una creatividad mall". Pero Saavedra no equivoca el tiro: no pierde el tiempo intentando posicionarse, ya sea luciéndose o hablando mal de sus pares. Afronta su labor con genuina vocación de búsqueda poética y con la mira en el verdadero enemigo, que está en otro lado, o adentro.

martes, 9 de diciembre de 2008

Dos poemas de Juan Pablo Pereira

Está la tentación de presentar a los amigos, de decir: él es Juan Pablo Pereira, nació el 78, aún no publica libros, es un poeta re bueno, etc. Pero para qué. Que hablen sus poemas, que por algo los publico:


Para un proyecto realmente oscuro
que abandone los versos pintados de color
y se entregue sin más a la desidia de la siesta;
para coger sin pausa los retazos negros
que sabemos abandonan los maestros
y nos mantienen vivos y con hambre;
para olvidar nuestra falta de propósito
y decir de nuevo sí, es posible,
como un poeta intenta otro empleo que lo teche
frente a la tempestad que derrama de la boca,
débil pero fría
y por ello susceptible de matar;
para incluir la enseñanza que recuerda,
que no entiende
y recita como un mantra frente a una tumba abierta
florida, poblada de hongos,
de sentidos que no encuentran su verso
pero que se describen en él,
sin desperdiciar nada.


**


No me creo, pero puedo redactar desde un error.
Estoy solo y soy fuerte. He caminado
desde de mi pieza a la calle y vuelvo cada vez.
No he matado a nadie. Miré todo lo que pude.
Me movía como un mudo, pero ya no.
Los caracoles siguen mereciendo mi piedad
y eso no ha salvado a dos o tres de mi torpeza endurecida.
Pero me saco los zapatos para subir a tu lado
y una vez traje una rama quebrada
que puse en tus manos. Lo he hecho mal
pero lo hice.

martes, 2 de diciembre de 2008

La Teletón: una mentira piadosa

Por Álvaro Cuadra


Desde hace ya bastantes años, Don Francisco, un animador de televisión emblemático, nos tiene acostumbrados a la Teletón, mezcla de espectáculo y justa deportiva. Durante las veinticuatro horas de "amor", todo el país vive el "suspenso" para alcanzar una meta monetaria. Grandes empresas aportan jugosos cheques junto al niño modesto que lleva su alcancía con algunas monedas. Todo parece estar hecho para provocar el efecto melodramático que yuxtapone vedettes semidesnudas salpicadas de lentejuelas con muletas y sillas de ruedas.

Los rostros de la televisión parecen olvidar por un instante la vida frívola de la farándula para hacer su aporte en esta puesta en escena de la "telemoral". Todo Chile exculpa sus faltas en este show de sentimientos encontrados, todos tenemos, finalmente, la oportunidad de sentirnos "buenos y bondadosos". La gran falta que se oculta detrás de esta escenificación caritativa es, precisamente, que la "caridad" no es lo mismo que la justicia social. Los problemas que delata la Teletón son aquellos de un mundo injusto y desigual que obliga a los minusválidos a mendigar cada tanto por sus prótesis y tratamientos médicos.

Como todos los productos televisivos, la Teletón se rige por el principio de lo efímero: los minusválidos se ponen de moda, tanto como el sentimiento patrio o el espíritu navideño. Se trata de una moral de temporada que nos arranca lágrimas la última semana de noviembre, pero que no alcanza para se aprueben leyes adecuadas para salvaguardar a nuestros enfermos y tampoco alcanza para crear un país más justo y equitativo. Esta moral epidérmica se olvida pronto frente a cualquier otro evento que convoque al país.

La Teletón, bien mirada, es un montaje, una simulación, una mentira piadosa. Es la manera como una sociedad profundamente individualista, competitiva y consumista convierte a los enfermos en objeto de consumo de masas, en espectáculo. Un reconocido showman preside la liturgia en que se consagra la mentira, aquella que hace aparecer a los señores empresarios, siempre mal dispuestos a pagar sueldos éticos, como seres sensibles y generosos ante el dolor del prójimo.

De alguna manera, la Teletón hace evidente el tinglado moral en que se mueve la sociedad chilena y que limita de manera inevitable con el mercado y el espectáculo, es decir con el dinero y las apariencias. Chile se ha convertido en un país insensible a los pobres y a los débiles en que sólo importa el dinero. La Teletón muestra la falsa ética de un país indolente a través de la fórmula de un "marketing humanitario" que promueve una visión sentimental y "kitsch" de una cultura degradada. Por último, la Teletón divierte a las masas que respiran aliviadas tras veinticuatro horas de espectáculo y entretención en un "final feliz" que les hace creer, ingenuamente, que nuestro país es un lugar justo y bueno.

*Artículo publicado hoy en El Mostrador. Álvaro Cuadra es investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Arena Pública, Plataforma de Opinión. Universidad ARCIS


Comparto aquí también la visión de SubVerso sobre este tema:


viernes, 7 de noviembre de 2008

Guillermo Machuca: "La gente no tolera la violencia de lo que no entiende"


"Alas de Plomo. Ensayos sobre arte y violencia" es el tercer libro que Guillermo Machuca ha publicado hasta la fecha. Precedido por la curatoría de "Juegos de Guerra" -exposición exhibida en la librería Metales Pesados-, en este texto aborda la compleja relación que históricamente ha existido entre el arte y la violencia.

Texto y fotos: Isis Díaz López


"Lo que quiero es desaparecer, dejar de hacer curatorías para exposiciones, textos de catálogos, no participar más en mesas redondas y conferencias, y hacer un libro por año hasta cumplir los 50. De ahí me suicido", dice entre fuertes carcajadas este docente, ensayista y hacedor de curatorías con el humor negro y el sarcasmo que tanto lo caracterizan. No tiene pelos en la lengua para decir que le hubiese encantado nacer rico para no trabajar y que la sensibilidad que desde niño ha tenido por las manifestaciones estéticas no sabe de dónde viene. "De niño pinté y dibujé, y me gusta la cultura y el cine. Pero me gustaría no hacer nada. Entonces, cuando no hago clases en la universidad, escribo. Y las curatorías las hago cuando las encargan. Soy un profesional que vive del trabajo intelectual", sentencia.

Fue justamente la curatoría que hizo para "Juegos de Guerra", exposición que se presentó en la librería Metales Pesados el año 2007 y en la que reunió obras de los artistas Gonzalo Díaz, Juan Pablo Langlois, Patrick Hamilton, Eugenio Téllez, Claudio Correa y Andrea Goic, lo que motivó la escritura de una serie de ensayos que se tradujeron en "Alas de Plomo. Ensayos sobre arte y violencia".

El libro fue financiado tras obtener un FONDART -de allí su valor, 4 mil pesos-, luego de que Sergio Parra, dueño de esa librería, le dijera a Guillermo Machuca que no quería un catálogo. "Acordamos inaugurar una serie especial que se llama 'Cuadernos de Movilización', de pequeño formato pero sin ser de bolsillo, y se podría decir que usamos la exposición como un pretexto para abordar en el libro temas derivados de arte y violencia que, a su vez, se reflejaran en las obras. Después escribí para cada obra un artículo donde puse en escena esos conceptos, formando un todo coherente".

¿Por qué arte y violencia?

Porque me parece interesante un tema de esta naturaleza, que es épico y grandilocuente. Los temas ligados a la guerra, la violencia y lo bélico son complejos y límites, y más que inquietantes, son temas riesgosos de abordar en términos formales y temáticos. Hay ciertas teorías, como parte de la feminista, por ejemplo, que proponen no abordarlos, prefiriendo hacer callar las imágenes, como decía irónicamente Ticio Escobar, para que no se produzca un proceso inverso, peligroso y nocivo que sería el placer desligado de la guerra.

¿El morbo?

Más que eso. En mi opinión, no se puede separar de los temas de la violencia y la guerra, el dolor y el placer, y eventualmente podría fomentarse un placer estético respecto de estos temas. Pero me interesó porque es un tema decisivo de la historia del arte y de la cultura desde la prehistoria. Además, es un tema declamativo y épico poco desarrollado en Chile que se podía exponer en un espacio mínimo y reducido como el acotado por la librería "Metales Pesados". Era interesante trabajar esa contradicción.

En "Remeciendo al Papa", su libro anterior, también habla de arte y violencia. En ese sentido, ¿qué es lo que lo atrae, fundamentalmente, de la crudeza que puede existir en un discurso estético?

El morbo.

¿Las feministas tienen razón?

Bueno, la sensibilidad femenina está poco desarrollada frente al tema de la violencia porque creo que falta sentido del humor -me refiero al humor negro- que se relaciona con la crueldad. Esa es una cuestión determinada culturalmente. Quiero aclarar que sí existen mujeres a las que les interesa el tema de la violencia porque esto no es una cuestión que separe los géneros, es una determinación cultural. La guerra es asunto de hombres desde el origen de los tiempos, pero también hay violencia a nivel de razas y de género, y para mí, la cultura surge en virtud de esas fuerzas que se expresan y ofrecen resistencia. A mí me interesa cómo se mide ese choque. Y eso también ocurre a nivel geográfico, racial, político, económico.

El análisis teórico sobre este tema en las artes, ¿está poco desarrollado en Chile?

Quizás en otros géneros está más desarrollado, como en el teatro y en el cine. Pero en las artes visuales el tema de la violencia en la guerra está poco desarrollado desde la República en adelante.

¿Algún indicio para entender por qué sucede esto?

Quizás por una pobreza cultural y falta de infraestructura. No tenemos cuadros de 20 metros o de Napoleón entrando a Rusia con 500 mil hombres. Tenemos la Batalla de Cancha Rayada, si hablamos del tema bélico. Después, a nivel político, la violencia sí empieza a aparecer con el arte de izquierda o las brigadas muralistas, el arte de Balmes o Brugnoli en los sesenta, o cuando hablamos ya de arte y política, que también es una razón de fuerza.

Pero más allá de la efectiva creación de obras ligadas al tema, ¿habría o no un análisis sobre las manifestaciones de violencia en el arte al interior de Chile?

Sí, por lo menos en el ámbito político y en libros como los del historiador Salazar. Y en la televisión, pienso aquí en series como "El señor de la querencia", y también en el cine con películas como "Toni Manero". Más allá del poco amor manifestado por sus respectivos directores -personajes obsesos y despiadados, inmunes a toda redención- resulta la puesta en juego de tres aspectos fundamentales de la cultura: el trabajo humano, la muerte y el erotismo, que son los temas centrales y exacerbados en la televisión y en el cine. Pero, como decía Sarduy, la muerte y el erotismo ya son transgresiones toleradas por los medios. Lo que no soporta el público es no entenderlo. No se trata de tematizar la violencia, es que la cultura es violenta, la sociedad es violenta.

Pero una cosa es que vivamos rodeados de violencia y otra es que alguien se de el trabajo de sentarse, analizar y teorizar frente a esto que está pasando cotidianamente, sobre todo a nivel de creación artística.

Exacto. Ahora, en mi opinión, los artistas en Chile no están en contacto con la realidad social porque están muy distantes de lo "real", están más atrasados en su percepción o muy imbuidos en la academia, tanto en la clásica como en la de vanguardia. Es decir, la relación con lo real es muy pobre porque los artistas están muy alejados de los poderes. ¿Qué sería el arte a nivel mundial si no tuviera que negociar con dos poderes fundamentales que son el poder económico y el poder político? Estamos hablando de los artistas visuales, no así los actores o los músicos que son más populares. Entonces, eso también supone una división violenta de las artes y las artes visuales en Chile son poco arriesgadas respecto a dar cuenta de ese contexto porque no tienen una relación más tensa o directa con el poder político y empresarial. Por ejemplo, la violencia genera un espacio violento porque hay cuerpos que chocan y hay diferencias en lo social. ¿Cómo se mide eso? Es lo imposible. Como decía Nietzsche, el mundo es un choque de dos espadas, y el resplandor del choque era la mentira, lo ideal o la verdad. Pero la verdad no está hecha del material con que chocan las espadas, entonces hay que medirlo.

¿Y es posible medirlo?
Es imposible. Son campos de fuerza y el arte no lo puede encarnar. Bacon, por ejemplo, me interesa por eso, porque pinta el movimiento de un cuerpo en el espacio y no la ubicación de un cuerpo en el espacio. No es topológico, es la acción. Bacon es un pintor que hace la parodia del Papa de Velásquez con un cuadro que expresa fuerza. Incluso, para muchos, la crítica postmoderna es la crítica de la fuerza y de la expansión, que es cómplice, y eso es lo complejo, con la expansión del capital.

"A la gente no le gusta la violencia en el arte, pero sí la tolera en la cotidianidad"


Publicado en abril de este año, "Alas de Plomo. Ensayos sobre arte y violencia" da cuenta del poco desarrollo que esta temática ha tenido en Chile en el área de las artes visuales, explicitando que en nuestro país sólo han existido dos momentos en que el arte y la violencia se han vinculado: la República y a fines de los años 50', haciéndose expansivo hasta la Dictadura. Mientras la primera estuvo vinculada a la necesidad de exaltar una conciencia republicana, la segunda surgió ligada a la contingencia político-social de esos años.


Luego de esa información, contendida en el prólogo del libro, Guillermo Machuca centra su análisis en el contexto internacional, predominando el caso de Alemania y, en específico de Anselm Kiefer, para ir desarrollando esta temática a partir de la particularidad con que artistas como Goya o Bacon, por ejemplo, abordan el tema de la violencia en su creación artística. "Hay un tema de tensión en el realismo que es no oficial y que descubrí con Argan: el realismo no es copia de lo real, es más, es antinaturalista. Como en Goya o Bacon, el realismo no es mimético, sino aquello que queda cuando ha fracasado lo ideal", dice.

Y agrega: "Entonces, en la teoría actual no se habla de pintura figurativa o abstracta, se habla de lo figural, de la deformación. Es el máximo realismo con la máxima abstracción. Eso lo veo en una escultura de Pablo Langlois que está en el Museo de la Solidaridad, en la escultura y la performance del cuerpo, por ejemplo. Es lo sarcástico que equivale a desollar la piel".

Tomando en cuenta la particularidad del caso de Chile, ¿por qué decide centrar la primera parte del libro en un análisis internacional?

Para tensionarlo con la ausencia en el campo local, exceptuando a las obras de "Juegos de Guerra", que si bien no representan la violencia, sí se instalan en un espacio violento y para un público que no va a exposiciones de arte. Por eso necesitaba obras que resplandecieran porque al ser sublime, es terrorífico y placentero a la vez. La cultura nace como una separación de lo real y esa es una separación de fuerzas. Se justifica una representación que es un marco que separa y divide, y al separar y dividir rompe lo real y, por lo tanto, lo limita violentamente. Los cuerpos virginales del Renacimiento son cuerpos sublimados que expresan la represión de la fuerza del erotismo y de lo diabólico, y esa es una convención violenta. Botticelli representa a una mujer que tiene una belleza sublimada, pero manifiesta que ello es producto de un padre castrado. Esa es la belleza, una apariencia que tiene un fondo terrorífico y dionisiaco. Para Freud, Moisés no era judío, sino egipcio, y tiene que huir cuando se inicia la revolución politeísta. Se lleva a unos esclavos a Canaán y a su dios único, Yave, y mata a todos los que están ahí para instalar su religión. Esa es una relación violenta según Freud. Entonces, el principio de la violencia no sólo lo dijo Nietzsche, sino Marx también. El origen de la sociedad es la guerra.

Y en el caso de su libro, la atención está puesta en Alemania.

Es que Alemania es un país sintomático e insoslayable para todo análisis por el tema del holocausto. Además, el arte alemán es muy influyente en occidente desde la Edad Media en adelante, y a nosotros nos toca porque somos hijos de la tradición latina. El holocausto es un tema determinante en la II Guerra Mundial para todo el mundo, y de ahí surge un problema en Alemania: el tema del duelo, de la melancolía. Creo que Kiefer sería un artista interesante de exponerlo en Chile por el tema de la memoria, aunque hace diez años quizás hubiese sido más interesante. Pero, como dice Kiefer, el problema de la ruina y de la historia es mundial. No se acota sólo a Alemania. Para entenderlo, se supone que el espectador tiene que tener un mínimo de conocimiento. Yo desprecio al espectador común, no creo en la responsabilidad del arte frente a las masas. Creo que el arte es un hecho cultural importante y por tanto es un conocimiento. Se necesitan ciertos protocolos de aprendizaje.

Bajo esa perspectiva, ¿qué pasa con los artistas chilenos?

Son pocos incisivos para trabajar el contexto, no necesariamente porque están alejados, quizás no lo ven. Pero se necesita cierta inteligencia civil, y el arte más reciente se ha ido adelgazando a nivel ético civil comparado con nuestros abuelos que eran personas ilustradas políticamente hablando. Desde Balmes, el artista es un artista civil. Los de ahora son artistas bastante ignorantes en términos sociopolíticos y de historia de la política.

¿Algunos más cercanos a un arte vinculado a la espectacularidad, como da a entender en "Remeciendo al Papa"?

Puede ser producto de eso también. Ahora, entre el objeto y el sujeto de percepción siempre hay una discontinuidad. A mí, por ejemplo, no me convence el espectador culto porque puede ser nocivo para el arte por su concepción del arte absoluta, y tampoco me interesa el ignorante que cree que el arte es una especie de derecho natural. Me interesa un espectador oscilante que sabe el valor del conocimiento, del aprendizaje y de la información, pero también tiene que tener cierta ingenuidad. Lo que se llama suspender el juicio. El espectador y el chileno son muy prejuiciosos. No ven el objeto, ven mediaciones, antiojeras que le causan prejuicios morales. Como decía Nietzsche, nuestra cultura es óptico moral y por eso todos creen saber lo que es arte. Duchamp pone el urinario y uno dice: ¿Qué es esto? ¿Es arte? Uno está constantemente poniendo en duda lo que sabe, pero eso también requiere un aprendizaje, una experiencia del ver. Y también ocurre con la violencia. Para que uno vea el tema de la violencia tiene que pensar en el problema y no necesariamente mostrar la sangre derramada. Es más fino que lo evidente.

En "Alas de Plomo" dice que "el arte actual es más literal y chocante que el arte premoderno". Frente a ello aparece la duda de si estamos hablando de efectismo fácil o de...

A eso voy. Hay una artista inglesa que vendió la cama donde se hizo un aborto en miles de dólares. Santiago Sierra tatúa a unos inmigrantes, mientras otro artista se corta el cuerpo. Hay una violencia, una impudicia. Ese proceso comenzó en los años 60 y 70 cuando un tipo de los happening austriaco se amputó el pene en la Acción de Viena. Incluso en las religiones extremas los tipos se crucifican. Está en la realidad, en la vida. Quizás a la gente no le gusta la violencia en el arte, pero sí la tolera en la cotidianidad. Pero al arte no se le permite porque es sólo representación. Y eso es violento porque representar es separarse de lo real, aislarse.

Pero el hecho de que ahora sea más literal, chocante, evidente u obsceno, ¿significa necesariamente que esté mejor ejecutada?

Yo no evalúo porque habría que hacerlo caso a caso. Pero hay una sospecha de un facilismo, de una banalización y de una exageración. Si tú piensas en la historia de la cultura, los primeros ritos eran violentos y eran happening o performance. El cazador primitivo se vistió con la piel del animal para matarlo y después lo pintó. Pero no son imágenes, son animales que están sometidos a un efecto mágico. Yo pinto y me apropio de la imagen del ser deseado, y lo mato y lo como. Son imágenes mágicas, prácticas y pragmáticas al igual que el budú. Cuando se establece en la tierra descubre que lo puede domesticar y se hace agricultor. Ahí aparece el marco -no el del siglo XV- y se rotulan las cosas, incluso la tierra. Y viene la guerra y aparece el arte más primitivo. A la mujer se le encierra en la casa y todo se cuadricula. Entonces, cuando aparece el arte es producto de la opresión. Es institución y, al ser institución, es conservadora. Son representaciones que están afirmando poderes de la mirada o políticos. América es descubierta por la perspectiva porque la perspectiva no es sólo para el cuadro, es hacer mapas para llegar a otras tierras. Y en el siglo XX con las guerras mundiales, todas las vanguardias son belicosas. La vanguardia italiana se asoció -luego de desaparecido- al fascismo, y la rusa a los bolcheviques. Ese es el manifiesto violento, destruir museos, academias.

¿Y qué pasa con las manifestaciones de violencia más sutiles en el arte, obviando las guerras o genocidios, por ejemplo?

Para mí, la violencia es algo que recorre toda la historia de la cultura. En la medida que exista diálogo, hay violencia porque hay choque aunque eso sea distinto a la violencia desatada o irracional. Pero, como decía Sarduy, el erotismo y la muerte son transgresiones ya toleradas, por lo menos a nivel de masas. Lo que no tolera la gente es la violencia de aquello que no entiende, y por eso no se le da importancia al arte conceptual como ejercicio del lenguaje. Barthes decía que la violencia le parecía interesante como punto de partida y le daba un valor a lo expresivo. Pero cree aún más que tiene que haber una diplomacia de la violencia porque los grupos diplomáticos son los más violentos. El Dadá, por ejemplo, es un arte de shock, violencia y golpe, y Duchamp no es del golpe porque lo que hace es descolocar, te obliga a pensar y te deja en un estado de estupor. Entonces, la violencia de la bofetada, en el fondo, es una violencia que remite al cuerpo de aquello que está violentado. Por eso no creo en el arte contestatario, creo en el arte deconstructivo. La escena de avanzada de Nelly Richard es un arte violento que está en el marco de la guerrilla cultural, pero es deconstructivo y trabaja el desgarro del cuerpo. En Dávila está esa temática, en Gonzalo Díaz, en Altamirano, en Leppe. Pero no es la violencia gratuita. Nietzsche dijo en un libro que hay una necesidad de hacer la guerra y ver adversarios. Es que no es sólo una actividad negativa, es productiva. Santiago Sierra me interesa por eso.

Tomando en cuenta la espectacularidad y banalización de la que da cuenta en "Remeciendo al Papa", ¿qué pasa con la ética en el tratamiento de esta temática?

No lo tengo muy claro. No sé si uno puede separarlo tan fácilmente. El artista tiene que ser una persona inmoral o amoral. Qué la moral se vaya al diablo, decía Nietzsche. El artista no debería tener ninguna condición respecto a nada, a menos que sobrepase un límite legal. Pero el artista está a disposición de afrontar cualquier tema.


(Entrevista publicada originalmente en el sitio de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile)

lunes, 3 de noviembre de 2008

Fidocs: los imperdibles

Hoy empieza Fidocs, la muestra de documentales que este año reúne 562 películas de 32 países en cines como la Sala UC (Alameda 390), Cine Arte Alameda (Alameda 139), Cineteca Nacional (Plaza de la Ciudadanía 26) y Lastarria 90. Imperdible es El Diario de Agustín, de Ignacio Agüero (el mismo de Cien Niños Esperando un Tren, que también se exhibe en el festival) un documental que de tan importante casi no ha salido en los medios: habla del oscuro rol de El Mercurio durante la dictadura militar. Un ataque directo al diario más influyente del país, razón suficiente como para que nadie (ni siquiera su competencia) se atreva a hablar mucho de esta película, con la que se inaugurará Fidocs. Veanla ahora, porque seguro que no se dará en TV abierta. En ALAMEDA, Sab 8, 21h / CINETECA, Dom 9, 16h

Acá otros imperdibles:

Standard Operating Procedure: detrás del horror
ALAMEDA, Vie 7/11, 21h / ALAMEDA, Dom 9/11, 19h


"No cambiaría nada", dice la ex soldado Lyndie English, mirando directamente a la cámara. English fue una de las siete "manzanas podridas", soldados sometidos a juicio luego de conocerse las publicitadas fotos de torturas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, en 2006. Las imágenes mostraban a efectivos de EEUU sonriendo mientras posaban al lado de iraquíes muertos, torturados o en poses sexuales. Standard operating procedure (2008) es la historia de los personajes que tomaron esos retratos que darían la vuelta al mundo.El último documental de Errol Morris tiene varios rasgos en común con lo que ahora se llama su "trilogía de atrocidades", iniciada con Mr. Death (1999) y continuada por la ganadora del Oscar Niebla de guerra (2003): una situación moralmente ambigua, entrevistados que hablan a cámara y cinematográficas recreaciones, todo complementado con la banda sonora de Danny Elfman. Aunque la historia no necesita de mayores adornos: es suficiente con los escalofriantes testimonios -pagados, según ha reconocido Morris- de los victimarios. Ellos insisten en que sólo "ablandaban" a sujetos que bautizaban como "Gus" y "Gilligan", que cumplían órdenes superiores. Además, que las imágenes no eran situaciones reales de tortura, sino "poses para la foto". Los verdaderos criminales, dicen, son los que nunca fueron fotografiados ni juzgados: esos que interrogaban a puertas cerradas y luego dejaban cadáveres abandonados en la cárcel. ¿Cuánto les cree Morris? Lo suficiente como para querer ver más allá del marco de las fotos: allí donde todos dejaban de posar y donde todo fue recortado y manipulado para hacer caer a sólo un puñado de soldados de bajo rango.

Regreso a Normandía: pasado presente.
SALA UC, Jue 6/11, 21:30h / SALA UC, Sab 8/11, 19h


Ser y tener (2002) se convirtió en un sorpresivo éxito de taquilla al llevar a 1.800.000 franceses al cine a ver un sencillo documental sobre el fenómeno de las "clases únicas" en las escuelas de Francia. Cinco años después su director, Nicholas Philibert, vuelve con Regreso a Normandía (2007) aplaudida cinta que habla tanto de él mismo, como de la Francia rural y que fue descrita por The New York Times como "un extraordinario viaje a través del tiempo, la memoria y las repercusiones de un crimen desconcertante". Todo comienza con un asesinato: en 1835, un granjero francés mató a tres miembros de su familia y luego lo confesó en un largo y detallado escrito. Casi un siglo y medio después, el influyente Michel Foucault rescató el texto y lo publicó bajo el nombre de Yo, Pierre Riviére, habiendo matado a mi madre, mi hermana y mi hermano (1973). Este libro inspiró en 1976 una película homónima dirigida por René Allio, que recrea el triple homicidio en una localidad de Normandía, muy cerca de donde ocurrieron los hechos reales, con actores no profesionales elegidos entre los pobladores.Esa cinta es el génesis de Regreso a Normandía, especie de reunión del pasado y el presente de todas esas historias. Philibert fue el director asistente de Yo, Pierre Riviére... y tres décadas después llega a la misma localidad para retomar la historia de la cinta que definió su carrera cinematográfica, así como la existencia futura de los pobladores de Normandía. ¿Qué ocurrió con esos lugareños? ¿Cómo afectó al director? Y en especial, ¿qué pasó con Claude Hebert, el recluido protagonista de la antigua cinta?

viernes, 24 de octubre de 2008

Último día de Il Succeso

Hoy es el último día de Il Succeso de Amunátegui con Alameda. Me enteré de casualidad anoche, tarde, comiendo un sándwich y tomando una cerveza en la barra del local. Nunca había entrado, no sé porque me animé esta vez (en realidad si sé: estaba muerto de hambre y tenía ganas de comer un buen barros luco y pasaba por ahí) y justo me tocó ser de los últimos clientes que tendrán. El cocinero se lo dijo sin mucho dramatismo a un parroquiano que comía un completo al lado mío. “Todos despedidos, aunque yo encontré pega al tiro en un Dominó”. El hombre, avezado en la plancha, trabaja desde el 89 en cocinas de fuentes de soda del centro, luego de llegar de Temuco.

¿Y por qué se cierra? El dueño, un español según entendí, va a ganar lo mismo que deja el local mensualmente arrendándoselo a Farmacias Cruz Verde. Esta sucursal de Il Succeso duró cerca de 25 años en esa esquina. Y hoy no habrá nada especial: sólo será el último día de otro local antiguo que se cierra.

(A.F.)

sábado, 11 de octubre de 2008

Autorretrato, de Robert Creeley

Comparto aquí una traducción propia de un poema del norteamericano Robert Creeley (1926-2005), con la versión original incluida. Mis agradecimientos a mi amiga Virginia por la notable sugerencia de sacarle el pronombre, que en castellano está de más. Y mis disculpas al autor, porque toda traducción es bla bla bla:

Autorretrato

Quiere ser
un viejo brutal,
un viejo agresivo,
tan aburrido y tan brutal
como el vacío que lo rodea.

No quiere compromisos
ni ser alguna vez amable
con alguien. Sólo un miserable,
sin vuelta atrás en su brutal
y absoluto desprecio de todo.

Trató de ser dulce, gentil,
intentó el "oh, sí,
tomémonos de las manos"
y fue horrible,
aburrido, brutalmente intrascendente.

Ahora él se parará
sobre sus piernas debiluchas.
Sus brazos, su piel,
se consumen a diario. Y sí, ama,
pero odia por igual .

**

Self-Portrait

He wants to be
a brutal old man,
an aggressive old man,
as dull, as brutal
as the emptiness around him,

He doesn’t want compromise,
nor to be ever nice
to anyone. Just mean,
and final in his brutal,
his total, rejection of it all.

He tried the sweet,
the gentle, the “oh,
let’s hold hands together”
and it was awful,
dull, brutally inconsequential.

Now he’ll stand on
his own dwindling legs.
His arms, his skin,
shrink daily. And
he loves, but hates equally.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Documental sobre la TV en el Metro

El amigo kossieur me hizo llegar este documental que realizaron recientemente en Balmaceda Arte Joven sobre la implementación de televisores en los vagones del Metro de la línea 4, un tema que comentamos hace un tiempo y que tenemos que seguir soportando a diario. A continuación la reseña y el documental realizado por este joven equipo, un muy buen aporte:

De acuerdo a la legislacion vigente DTO 212 art.50 se declara "Prohíbese en los vehículos de locomoción colectiva urbana el funcionamiento de radios portátiles, tocacasetes o instrumentos musicales en su interior. La radio del vehículo podrá ser puesta en funcionamiento siempre que su volumen sea moderado y ningún pasajero se oponga."Esta ley, decretada en 1992, no consideró la posibilidad de que en algún momento existiese la implementación de televisores en el sistema de locomoción pública, dado el contexto tecnológico de ese momento.Es evidente que esta ley busca proteger a los usuarios de las molestias que pudiesen causar cualquier sistema de audio durante el viaje.Pero desde abril de 2008, metro santiago habilitó televisores dentro de los vagones, al margen de ya haberlo hecho en los andenes, frente al malestar general de los usuarios, creyendo ser ésta, la más certera solución para calmar a la masa.De su función de "entretener, educar y acompañar", su parrilla prográmatica se remite a un 41% de publicidad.


domingo, 14 de septiembre de 2008

Apuntes

Olvidé todo lo que quería decir. Todo es tan predecible y tan inesperado. La palabra todo, que incompleta y fatua. La palabra palabra, como rima con abracadabra. Abrapalabra, y de los signos brotan sentidos como conejos del sombrero del mago. Hoy conversé con las cucarachas y los caracoles. Jugamos naipes en la oscuridad.

*

Paula, una hija de Cortázar, me dice:
“Cuanto mejor es el libro que leo, más me repugna”.

*

La mañana perversa desdibuja los hallazgos de la noche.
El sol nos somete a la luz.
Pero siempre hay un sótano o un adentro.

*

“El sonido es la sombra del silencio” escribió un amigo. “Gusanos de luz las palabras de los otros”, o algo parecido, dijo alguna vez otro poeta.

*

Espero la micro pero la dejo pasar. Es domingo en la tarde, hay poca gente en las calles, estoy absorto en cosas mínimas y disfruto de la maravillosa lentitud del día. Ahora tengo ganas de caminar y tararear algo de Spinetta.

*

Todo es tan redundante como una lámpara encendida a mediodía en pleno verano.

*

Ahora llueve y oigo el motor de una vieja citroneta azul, que atraviesa lenta una calle cualquiera. Así quisiera atravesar la ciudad. O mejor aún en una carreta tirada por caballos viejos que gusten de contar historias.

*
Pero aquí no hay carretas ni caballos con historias. Repentino silencio.


A.F.C.

domingo, 31 de agosto de 2008

Metro TV: la entretención total


Recuerdo que en las antiguas micros de Santiago uno podía leer esto: "La radio de este vehículo puede funcionar a un volumen moderado y siempre que ningún pasajero se oponga". Era un derecho que podía reclamarse o no, pero que existía. ¿Por qué en el Metro no está esa leyenda?

Sería bueno poder decirle a un guardia: sabe que me molesta la TV, ¿podría apagarla? ¿Por qué tenemos que estar obligados a soportar la TV encendida continuamente en los andenes y los carros? Y luego bajarse y caminar por el centro con música de supermercado de fondo... Parece que en esta ciudad, la "entretención" es un deber al que no se puede renunciar.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Estreno en Chile: 4 meses, 3 semanas y 2 días

Por Marcelo Morales

Es 1987 y el régimen de Nicolas Ceaucescu parece firme. El mercado negro permite darse algunos gustos -como fumar cigarrillos importados o usar cremas faciales-, pero fuera de ello, todos los personajes de esta cinta rumana ganadora en Cannes 2007, viven sobre una calidad moral que se mueve entre lo siniestro y lo amargo. Cada conversación termina mal y nadie es sincero con el otro. Un oscuro panorama que impresiona por como es retratado. No abundan los diálogos, sí las largas secuencias, junto a planos fijos y contemplativos que profundizan las amargas miradas.

Es ahí donde una joven estudiante ayuda a su amiga a abortar -acto ilegal que no se explica ni se ve en pantalla-, algo que a la larga hace aflorar más las humillaciones de vivir en un ambiente represivo que algún sentimiento de culpa. Eso, es finalmente, lo que hace de este debut de Cristian Mingui tan potente y excelente. Su idea no es achacarnos con alguna lección de vida, lo de él es hacer un retrato de vivir con las palabras atragantadas, de vivir con los sentimientos amarrados. Y lo logra como en las mejores películas.

(Fuente: La Tercera)

sábado, 26 de julio de 2008

The Hives en Chile!

El grupo sueco The Hives tocará el 10 de septiembre en el Teatro Caupolicán. Para que no digan que no se los dije:

domingo, 20 de julio de 2008

Hugo Marín: imperdible


Se están presentando dos exposiciones simultáneas de Hugo Marín en Santiago: una, hasta fines de julio en la galería de Isabel Aninat (Espoz 3100, en la opulenta y aséptica Vitacura), titulada "Las cuatro razas primordiales son tres: la azul y la verde", con un notable conjunto de obras recientes; la otra, en el Museo Nacional de Bellas Artes, se titula "Reducirse al máximo" y es aún más interesante, ya que albergará hasta septiembre un conjunto más amplio de obras nuevas y antiguas, instaladas en la sala Matta que para el caso reproduce el taller del artista. Ambas, imperdibles.

"Hay cuatro razas representadas, y cuatrocientas y ninguna; porque aquí, como en toda su obra, lo importante es lo que no está representado, sino aquello que su obra nos presenta: atisbos del silencio primero, asedios al ser profundo", dice Guillermo Carrasco Notario, curador de la exposición del MNBA, en su ensayo "Marín. Del Silencio a la forma", editado por Ocho libros.

La publicación, en formato de bolsillo y de bella factura, incluye fotografías de algunas obras de Hugo Marín por Mario Vivado y un encendido prólogo de Alejandro Jodorowsky, viejo amigo del artista. Sobresale la agudeza y estilo del ensayo de Carrasco, que ahonda primero en la obra y luego en la biografía de Hugo Marín, presentándonos el trabajo más completo hasta ahora sobre el artista, haciendo una notable introducción al rico mundo que nos fascina y nos inquieta de esas esculturas de cuero o barro de sus "cabezas", de esa ancestralidad siempre nueva y transfigurada. Lejos de la árida "jerga especializada" de algunos críticos de arte, profundo y lúcido en sus reflexiones y alcances, el libro es otra buena noticia para nuestra estética y nuestra ensayística, que no desmerece de las obras que lo inspiran. También, imperdible.

A.F.

lunes, 7 de julio de 2008

Un poema de Hernán Miranda

En la oficina de mi nuevo trabajo hay un pequeño estante con libros. Curioseanado, encontré una antología del poeta Hernán Miranda, y adentro, este poema:


EL TIEMPO ES UN SEVERO FISCAL AGAZAPADO ENTRE LAS RUINAS

Algún día uno retornará al lugar
donde cometió su crimen
o al sitio en que su infancia ha transcurrido

Se cruza entonces temblando el umbral
que separa a cada cual de su propio pasado
Y uno va mirando azorado en una y otra dirección
Una poderosa fuerza lo va impeliendo
siempre adelante

Uno teme que alguien se asome por una ventana
Que alguna anciana escoba en mano
lo señale excitada con el dedo
y clame a gritos pidiendo atrapar al forajido

Todo mortal está condenado a retornar un día
allí donde el tiempo es un severo fiscal
agazapado entre las ruinas.


Hernán Miranda

viernes, 4 de julio de 2008

Versión de This be the verse, de P. Larkin

Mi querida amiga Virginia Gutiérrez escribió una versión libre de "This be the verse", de Philip Larkin, que me ha dejado publicar. Hela aquí:

this be the verse

te cagan la vida, tu papá y tu mamá. y eso
que no es eso lo que quieren.
te culpan de todo lo que se culpaban
y de lo que no también, por si acaso.

pero a ellos también les hicieron eso.
tontos graves de abrigo y corbata
que engañaban a medio mundo haciéndose los serios
y sensibles, y después peléandose en los pasillos

nos hacemos sufrir, el hijo al padre
se ahonda, como el mar o las cosas
y por eso debes irte cuando puedas
y no ser padre ni hijo, ni escribir


Philip Larkin
(versión libre de Virginia Gutiérrez Berner)
Puede consultar la versión original, aquí.

sábado, 28 de junio de 2008

La ruleta rusa de Felipe Moncada

(“Músico de la corte”, Felipe Moncada, Editorial Fuga, Valparaíso, 2008)

por A.F.

Finalmente, creo que no comulgo con el sin-sentido, a menos que tenga sentido. Los surrealistas lograron habilitar otras vías de conexión con el inconsciente y los que eran poetas lograron estremecernos. Así han venido otros, como Celan o Rosamel del Valle que nos dieron bellos enigmas, autónomos y no referenciales. Cuando la poesía se muestra a partir del sin-sentido, tenemos otro tipo de conexión con el misterio, con lo no-nombrado. Eriza no entender y sin embargo entender. Pero cuando el sin-sentido es un mero tirar de dados para hacer algo literariamente novedoso o inteligentemente conceptual, es sólo artificio, retórica fácil, texto vacío.

Ya lo sé: Dios no es tarado

ni compone arrojando dados

como charlatán de feria.

Es tan difícil escribir sobre los compañeros de ruta, tener que leerlos empañando sus libros con nuestro ánimo de momento. Por eso la crítica me parece siempre relativa y sólo importante cuando construye puentes entre un hipotético lector y la obra en cuestión. Y esos puentes siempre serán distintos, incluso sin son construidos por la misma persona en diferentes momentos. Hoy, domingo brumoso, releo “Músico de la corte”, de Felipe Moncada (1973), y veo en él un divertimento que tiene sentido, y que no es un invento para agradar a la corte que quizás somos nosotros mismos.

En tono de opereta y bellamente ilustrado con dibujos de Pablo Valdés, este libro construye sentido a partir del juego y del ritmo, de imágenes excéntricas y un oído definitivamente contemporáneo, que no se deshace completamente de la racionalidad y se permite intelectualizar sus intuiciones, inscribiendo su obra en el ahora del arte contemporáneo.

Así, el sin-sentido, en Moncada, no es un dictado automático del inconsciente. Aquí hay intención y dados cargados. Una amalgama de tradiciones diversas, bien asimiladas y desacralizadas, que en Chile podríamos vincular a la obra temprana de Huidobro o a la coloquialidad de Parra, pasando por Lihn y Teillier, con Li Po entre medio y una informada cultura musical. De todos modos, no es una colección que se aleje completamente de lo discursivo, sin que eso sea un reproche. Quiero decir: esto no es música de supermercado, despolitizada, seudo-estetizante y aséptica como la que escuchamos en el Paseo Huérfanos o leemos en otros poetas “de avanzada”. Quizás este verso sea un buen botón de muestra: “Mi destino es un aro de luz /y no una estrella en la camisa”.

Pero es eso y más y menos. Moncada me parece interesante porque se conecta con una cotidianidad trascendente y a la vez situada, que pese a desacralizar no olvida que pertenecemos a un todo misterioso, a una verdad que nos desborda, que es sugerida sin gravedad. No se queda en el gesto metapoético anti-metafísico. Hay una vida poética interior que bulle y se nos presenta, a veces balbuceante, a veces lúdica, con un humor que se conecta sutilmente con lo trágico:

Solamente me entrego (dijo)

si demuestras la existencia del silencio

elegí un cementerio en la costa

y puse un par de nubes en la pecera

varios días sin comer me dieron la pista:

debía caminar en espirales

respirando lo mínimo posible

entonces la nube comenzó a vibrar

penetrando cada milímetro de pasto

y se logró el silencio por vez primera

cosa que luego se volvió rutina.

El sanfelipeño Moncada está construyendo un tono bastante personal y digno de la mayor atención. Quiere escuchar “los engranajes del aire” y que oigamos “el vacío del mundo”, mientras nos sugiere que “toda melodía es una conjetura”.

Al citarlo, me doy cuenta lo inútil de glosarlo. Así que dejo este “oficio de tinieblas” y le cedo el final acorde: “no estoy para fantasías mecánicas /así que vuelve mi sombra a su bajo perfil // olvida mi poesía de ruleta rusa”.

martes, 24 de junio de 2008

Un poema de Fenelón Arce

Fenelón Arce (1900-1940) es un poeta chileno que falleció sin publicar libro alguno. Algunos de sus poemas quedaron dispersos en revistas y antologías. Formó parte de la generación renovadora de nuestra poesía en la década de 1920, junto al grupo "Ariel", que integraron también su hermano Homero, Rosamel del Valle, Juan Florit, J. Moraga Bustamante y el dibujante Efraín Estrada Gómez. Sabemos que dejó dos libros inéditos y que permanecen perdidos, seguramente para siempre. Pero algo quedó:

POEMA

Ataúd de regocijos, mi corazón toca el timbre entusiasmado
por ti, niña dolorida, y tus manos encima del horizonte;
tu risa está saltando en el columpio de estas horas:
vidriera de novedades, estás mostrando el juguete espontáneo
de tu corazón, en tanto detrás de esta neblina te contemplo.
No preguntes por qué desdoblo tu nombre entre mis manos,
mientras suenan a orquesta tus palabras de jueves,
he pasado esta noche amarrando recuerdos tuyos
con el lienzo de tus últimas actitudes nocturnas;
en torno mío ha reventado un cohete de silencio,
niña, te has disfrazado ante mis ojos primitivos,
corzo de flores o frasco de esencia, algo así te adivino
desde este vehículo en que viajo por la vereda de los vientos;
delante de ti no hay nada ni del viento ni mío,
mi nombre era una pastilla en tus labios frutales,
murió en tu corazón tu traje de novia y mis regalos,
queda el cartel de mi cariño en la muralla de tu olvido.

(En Poetas Jóvenes de América, de Alberto Guillén. Madrid, Aguilar, 1930, p.108).

martes, 10 de junio de 2008

La necesidad de nombrar

Por José Miguel Ruiz

En general nos movemos por el mundo sin nombrar las cosas. Vemos, por ejemplo, un pájaro en una rama y decimos que es un pájaro y donde está... en un "árbol". No decimos "es un tordo en un cedro", "una eufemita en el magnolio", "una loica en el espino", "un zorzal en el abeto", y si bajamos la vista no sabemos llamar a la vincapervinca, al helecho, a las pequeñas plantas que hallamos y hollamos a nuestro paso. Somos un poco, o bastante, extranjeros en este mundo. Caminamos sin poder nombrar. Nos faltan las palabras precisas. Paseamos por la plaza y pocos son capaces de llamar a cada árbol por su nombre.

Qué distinto sería todo si pudiéramos reconocer a los árboles y plantas que encontramos por cualquier parte y darles su nombre exacto (no estoy pensando en la terminología científica, propia de los especialistas): plátanos orientales, álamos, olivos, cedros, abetos, abedules, encinas, ceibos, cipreses, laureles, magnolios, pimientos, sauces, eucaliptos, jacarandaes, aromos, acacios, ficus, boldos, peumos, litres, canelos, saucos, gomeros, buganvillias, abutilones, jazmines de España, jazmines del cabo, la flor de la pluma, madreselvas, diamelos, lilas, maitenes, el cedrón, camelias, laurel, rosa, fucsias, hortensias, espuelas de galán, achiras, fresias, azucenas, lirios, jacintos, narcisos, violetas, la flor del loto, acantos, docas, agaves, crategus, ligustrinas, nogales, paltos, damascos, granados, ciruelos, almendros (no decimos etcétera todavía, de adrede, por el solo gusto de nombrar), higueros, maquis, papayos, y muchos más. O ir por la ribera y poder nombrar a cada una de las hierbas que encontramos. Nos sentiríamos más en casa, más parte de este planeta nuestro, tan diverso, tan pleno de elementos y cosas por nombrar.

Pero se enseña poco el nombre de las plantas. En los colegios debería al menos un ejemplar de cada especie de árbol tener escrito su nombre. El profesor de Ciencias Naturales quizás podría llevar "a terreno" a sus alumnos y ponerlos en contacto con "el mundo en que vivimos", enseñarles a reconocer y a nombrar la naturaleza y con ello crear "la necesidad de nombrar". Una salida al campo, a las plazas, sería muchas veces más útil que el permanecer entre las paredes de la sala de clases. Aprenderían nuestro niños y jóvenes los nombres de los que nos acompaña a diario, de la vida en otra de sus manifestaciones, y de ahí al respeto por la naturaleza hay sólo un paso. Se respeta más lo que nombramos. Con el nombre las cosas salen de su "ser-genérico" y se nos hacen familiares.

Un día supimos de un profesor que le pidió a un joven que no estaba muy interesado en clases que saliera al patio y que le trajera anotado en su cuaderno los nombres de cada uno de los árboles y de las plantas que hallara. Este regresó sólo con un par de nombres y con el descubrimiento de que vivía en un mundo ignorando mucho de lo cotidiano de su entorno. En el fondo, era un extranjero en su propio colegio.

Mirar en la noche las estrellas y contemplarlas ya es mucho, y hermoso; pero cuando estas empiezan a ser nombradas. Orión, las Tres Marías, la Cruz del Sur, Escorpión, las Pléyades, la Constelación del Toro, ocurre que nos sentimos parte no sólo del planeta sino de un universo que empezamos a reconocer y a nombrar. Somos, entonces, ciudadanos del mundo y del universo.

Ver volar las aves y llamarlas por su nombre: queltehues, tordos, zorzales, jilgueros, loicas, triles, tencas, perdices, diucas, codornices, tortolitas, gorriones, gaviotas, alcatraces, cormoranes, y reconocer la solitaria eufemita, o con su pareja, libando en los abutilones, el escurridizo chercán, el casi doméstico chincol, el búho, la lechuza, el tiuque, el jote, todo esto contribuirá a hacernos menos solitarios, a que nuestras raíces se extiendan en nuestro planeta o, al menos, en nuestro lugar cotidiano. Y no pensemos que haya que aprender siempre estos nombres en los libros, ni en el jardín botánico ni en el zoológico, sino donde están mejor que en ninguna parte; ahí en nuestro entorno.

Alguien, o todos, en la escuela tiene que enseñar a nombrar lo que nos rodea, y ese maestro será inolvidable, porque generó en sus alumnos "la necesidad de nombrar". Con ello, cada uno podrá decir: "Vivo en un mundo que nombro, esto es, próximo, conocido, familiar...". En suma, en donde, en mayor medida, sabemos cómo nos llamamos. Desde allí, lo fraterno está más cerca.

(Publicado originalmente en El Líder de San Antonio el 6 de noviembre de 2001)

lunes, 2 de junio de 2008

Una balada de Carlos Henrickson


Carlos Henrickson Villarroel (Santiago, 1974) ha publicado varias
plaquettes y libros de cuentos y poesía, entre los que se cuentan Y si vieras la mañana (cuentos y poemas, Tomé, Ed. SRF, 1998), En tiempos como éstos (cuentos, Valparaíso, Ed. Gobierno Regional de Valparaíso, 2002) y An Old Blues Songbook (poemas, Santiago, Ed. del Temple, 2007), libro del que alguna vez hicimos una reseña. También ha realizado trabajos de crítica literaria, traducciones, recopilaciones de poesía porteña y ha organizado diversos encuentros poéticos. Ahora nos ha dejado publicar un poema inédito, de un nuevo conjunto en construcción.

BALADA DE LA APUESTA

Para S.

Parece simple empuñar la mano
y dejar las fichas en esta diabólica
mesa reglada: el croupier es un borracho
que sería mendigo sin esta ocupación
de estafa y juegos de mano evidentes
para el ojo bien entrenado. ¿Entrenaste
bien la pupila los doce años obligados y esos
cuantos más que hacen falta para ser
gente de provecho? Así que ves en qué
consiste este mercado de la usurpación:
ni la peor fiesta tropical dominguera
resistiría este tipo de escenas. Las tres patas
de la mesa del mercado del mundo cojean
y son de madera terciada. Todo se ha degradado
tanto, tanto, que obligados ponemos las fichas
en este gesto que parece tan simple. Pero hay
una diferencia. De vez en cuando tenemos que hacer
este truco: ocupamos con el cuerpo en pleno,
de un solo salto, la casilla, y la mesa
tambalea, las patas y la cubierta se despedazan
y dispersan, el resto de parroquianos miran,
aterrados. Y el borracho huye, pues reconoce
a un conocedor. El mundo es así de frágil:
un cualquiera como nosotros, torpe
lo hace caer; y siempre, siempre así, se gana
la apuesta, enteros para otro turno de baccarat,
otra larga noche en el casino, sonrientes,
vivo el color de las mejillas,
victoriosos.

viernes, 30 de mayo de 2008

Bandera a media asta por Lukó

Este blog baja su bandera a media asta por la reciente muerte de la artista Lukó de Rokha, quien preparaba una exposición que se inaugurará a mediados de junio en el salón Bicentenario de la Biblioteca Nacional. La siempre vital escritora y periodista Virginia Vidal nos ahorra palabras y habla cálidamente de la fallecida pintora en su Anaquel Austral. Usted lo puede leer aquí.

sábado, 24 de mayo de 2008

Documentales mapuches online: sorteando el matonismo de Estado


por Marcelo Morales

Quien maneja la información siempre parece tener la verdad. El caso de Elena Varela (muy bien reseñado en un post anterior) y las injustas acusaciones “terroristas” que la prensa, el gobierno y la derecha le han achacado, junto al despojamiento del material que había obtenido de su investigación sobre el conflicto mapuche, no hacen más que hacernos sospechar. Sospechar, una vez más, que en este tema siempre se busca esconder algo, situaciones que están detrás de los ataques a los terratenientes, de los inexplicables allanamientos de carabineros a familias mapuches, de juicios donde ellos pierden la paciencia y son puestos como descontrolados y salvajes.

Elena Varela andaba en la búsqueda de esas respuestas a través de un documental en el cual llevaba varios años trabajando y que recibió el ahora cuestionado aporte de un fondo audiovisual. Un trabajo del que difícilmente veremos su resultado final. Pero ha habido otros valientes intentos que sí han logrado salir a la luz y enfrentando la poca difusión que han tenido los reseñamos a continuación, incluyendo los links respectivos para poder apreciarlos.


El Juicio de Pascual Pichún

Este es quizás el más renombrado documental del último tiempo sobre el tema. Realizado por María Teresa Larraín en 2006, esta película de 65 minutos de duración muestra el enfrentamiento de Pascual Pichún, comunero mapuche, con su vecino: un terrateniente viculado con empresas forestales. El conflicto entre ellos se desata una vez que la casa del terrateniente es quemada, y éste inculpa a Pichún, quien es inmediatamente encarcelado a pesar de alegar inocencia. El juicio comienza y las caras de cada posición quedan al descubierto: la hipocresía del huinca y los pesares mapuches.





Uxuf Xipay: El despojo

Este documental data de 2004 y es dirigido por Dauno Tótoro. La época de la Conquista, la relación con el Estado chileno, la reforma agraria y el golpe de estado, la ley indígena de Aylwin y la CONADI, el problema forestal y, por último, la resistencia. Estos son las seis partes en que se divide la película y es a través de estos factores históricos, socio-económicos y culturales que intenta explicar la marginación actual que sufre el pueblo mapuche.





Nutuayin Mapu, recuperemos nuestra tierra

Presentamos también este documental de casi 10 minutos realizado en 1971 por Antonio Campi, Luis Araneda, Samuel Carvajal, Guillermo Cahn y Carlos Flores, patrocinado por el Centro Experimental de la Universidad de Chile. En él se exponen costumbres (algunas ficcionadas) y el germen de las problemáticas actuales: el conflicto con las tierras, la campesinización de las comunidades (para chilenizarlas) y la forma paternalista-inferiorizante en que son tratados. Un documento histórico, de gran calidad.





Trabajos extranjeros sobre el tema


En Europa hay bastante interés sobre la causa mapuche. Sin ir más lejos y siendo una muestra más de la paranoia del Estado chileno respecto al tema, dos periodistas franceses fueron apresados el 22 de marzo de este año mientras realizaban un documental sobre el conflicto mapuche. Tal como a Elena Varela, todo el material obtenido fue requisado por la policía. Pero hay ejemplos que han logrado salir a la luz. Acá va primero Entrevista a Andrea Paillalef, que se centra en una mujer mapuche que vive como exiliada política en Europa, y los otros dos son unos videos que formarán parte de un futuro documental sobre la comunidad Juan Paillalef y la persecución que sufre la familia de su lonko, Juana Calfunao, quien permanece actualmente en prisión junto a su hija en la cárcel de Temuco.







miércoles, 21 de mayo de 2008

Una aproximación al No poder Nombrar

(NN, de Julio Espinosa Guerra. Ediciones La Calabaza del Diablo, Santiago, 2008, 87 p.)

por Andrés Florit C.


NN, de Julio Espinosa Guerra (Santiago, 1974) llega a las librerías chilenas con un galardón a cuestas: el IX Premio Hispanoamericano Sor Juana Inés de la Cruz. ¿Importante? Sabemos lo que significan en el mundo literario los premios, por lo que no nos extenderemos en el hecho de que no son un sello de calidad garantizada. Ante el lector, más bien, pueden resultar un arma de doble filo: obligan a la obra a defenderse ante el ojo que ya no lee cualquier libro, sino que lee un libro premiado.

Pero no nos pasemos de agudos. El premio también ayuda a publicar, en tiempos en que pocos ponen un peso para la poesía. Así las cosas, NN ha salido este año por las no siempre prolijas ediciones Calabaza del Diablo y comienza con tres epígrafes que introducen y casi resumen el libro: una llave con letras de Joan Brossa, la explicación del significado de NN en el contexto de la dictadura de Pinochet (sigla con que se enterraban los cadáveres no identificados de asesinados políticos) y un fragmento de Henry Miller: “Tras la palabra está el caos. Cada palabra es una raya, un barrote, pero no hay ni habrá nunca suficientes barrotes para hacer la reja”.

De esta forma, lenguaje y realidad, silenciamiento y silencio, son las fisuras que marcan la ruta de la obra, que se divide en cuatro secciones: NN, Agüa, Muestrario y Currículum Vitae (nexos/anexos). El tema principal, que atraviesa todo el libro, es el que se enuncia en los epígrafes: las limitaciones y el desgaste de las palabras frente a lo que designan, frente a la realidad. Esto abre una herida: para quien habla el lenguaje en su mudez hiere y atraviesa la garganta como un clavo oxidado. Es un abecedario enfermo, que da llaves que no dan con ninguna cerradura, dice el poeta. En uno de los poemas más representativos del conjunto leemos: “No alcanza/ es que no alcanza/ La palabra casa no alcanza / ni la palabra julio/ ni la palabra violín me alcanza // Ni siquiera con la palabra arañazo /alcanzo la realidad.”

El anterior es el poema “F” de la primera parte, que tiene un poema por cada letra del abecedario y al final los versos de “NN”, donde se vincula la imposibilidad lingüística de rozar la realidad con un viejo que se muere y que es “Nada para Nadie”, un cuerpo víctima de la violencia política que perdió su nombre como las palabras su sentido en el uso cotidiano. Así va hilando el poeta un discurso coherente, en que declara que siempre hay imágenes que se pierden en el proceso de revelado, “palpitaciones que la lente nunca aprehenderá”. Incluye además bastante diálogo con otros autores (a quienes da “casi” todo el crédito de los poemas en que los cita), logrando por esta vía buenos hallazgos, como uno en que cita a Roberto Bolaño y que comienza: “Cuando un cuerpo muere/ pequeños animalillos sin forma/ transparentes/ nacen a su alrededor/ y se alimentan/ hasta que no queda nada”, vinculando luego al gusano con los oportunistas que nacen alrededor de los poetas muertos y se alimentan de su obra, cosa que el mismo Bolaño ha vivido, desde su final morada.

Encontramos los mayores aciertos en la sección “Muestrario”, que parte con ciegos cachorros de chacal que aún antes de poder ver mastican inseguros las primeras palabras, entusiasmados con el sabor de la tinta, o uno de mis favoritos en que el que habla desea ser como un grillo, oculto en los rincones, “y decir tanto con tan poco”. La sección final también tiene momentos intensos, más vinculados a la memoria: de hecho los poemas están titulados con fechas y con referencias políticas y vitales muy claras. Transcribo uno, fechado en 1983: “Si vienen a preguntando por tu padre/ tú no conoces a ese señor// Recuerdo íntegra la frase / y recuerdo/ el estremecimiento // Afuera / 1983 // Nunca más /Las palabras fueron lo mismo que hasta entonces // Y menos /la realidad”.

Pese a tener una posición enunciativa clara, varios aciertos y pocas metáforas, como dice Gonzalo León en la contratapa, veo en esta obra muchas sentencias y una preeminencia del discurso por sobre lo estético que, parafraseando al mismo poeta, “no salpican de sangre las sábanas”. Por medio de un estilo coloquial y muchas veces prosaico, vivimos al leer este libro una experiencia intelectual más que sensorial y estética. La escritura de NN carece de la intensidad y el ritmo necesarios para envolver al lector. No alcanza a estremecer. Da la sensación de que parte sabiendo demasiado bien dónde llegará, sin que provoque un real desgarro.

En el afán de fijar coherente y racionalmente su discurso, deja de lado una imaginación más viva y por sobre todo deja de lado el ritmo, el paladeo de las palabras, que no fascinan sino que provocan una prudente distancia. ¿Es ésta la intención del poeta, fundamentada en su falta de fe en el lenguaje? Puede ser, pero eso no importa: la obra tiene que sostenerse más allá de las intenciones, que parece ser lo que sobra en la poesía actual, en que la mayoría tiene tan claro lo que quiere decir y por qué lo dice así.

Por ello, una de las críticas más acertadas que he encontrado acerca de este libro es una breve pincelada de Ernesto González, cuando reseña al poeta en una de sus famosas entrevistas en el sitio letras.s5: “Todavía puede ir más allá dentro de lo mucho que ya nos ha dado en sus poesías, sobretodo (sic) si consigue arriesgar más al oído, un poco más”. ¡Justamente! Arriesgar más al oído, porque el discurso por sí mismo no basta. El mismo González Barnert, por ejemplo, tiene a veces una tosquedad en su poesía, pero una tosquedad estética, si se me permite el término.

Así también otros compatriotas contemporáneos, que han hecho de la poesía misma y del lenguaje motivo de su obra, han logrado climas y versos de notable factura, como el joven Rodrigo Arroyo en Chilean Poetry y Carlos Trujillo en versos como éstos: “No es más mano la mano que escribe este poema /Que la mano que no sabe siquiera escribir su nombre /No es más mano /La mano que escribe este poema /Que la mano de quien escribe este poema /Quien no sabe siquiera el nombre de la mano”. También recordamos versos de Guillermo Carrasco Notario, quien dice en “El espejo y la flama”: “Me sale / Un hipo incomprensible /Cuando trato / De nombrar/ La mano / Como un bronce / De rígidos tendones / No atina / A transcribir / Sonidos tan guturales (...) Y veo que no son palabras /Lo que necesito /Sino silencios / ¡Quiero escribir silencios!”.

Podríamos seguir, por supuesto. Hay tantos y sólo cito ejemplos desde mi antojadizo gusto. Pero me interesa constatar que la aridez intelectual no está dada tanto en el tema, sino en la forma, que también es tema. Julio Espinosa tiene de qué hablar, pero creo que le falta un mayor sentido estético, un dejarse llevar por estos caballos perdidos en el laberinto (Rodrigo Arroyo dixit) y galopar al fin sin riendas y sin medir las consecuencias.


martes, 20 de mayo de 2008

Entrevista a Rodolphe Gasché


El académico de la Universidad de Buffalo, Rodolphe Gasché, estuvo en Chile invitado por el Doctorado en Filosofía con mención en Estética e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Ofreció una conferencia titulada "Europa o el Olvido de Occidente" y por mi trabajo me tocó entrevistarlo (¡mi primera entrevista en inglés! ) , así que aquí publico la introducción y el link, para quienes quieran leerla.



por A.F.C.

Es la primera vez que Rodolphe Gasché (Luxemburgo, 1938) está en Sudamérica y dice que prefiere no intentar hablar castellano, porque probablemente sólo le saldrían palabras en italiano. Así, la conversación se desarrolla en inglés, idioma en que ha escrito sus trabajos más importantes y que utiliza como profesor en el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, donde trabaja hace más de 20 años.

Es un hombre tímido y gentil, que no parece muy consciente de su gran prestigio internacional. Especialista en Fenomenología y particularmente en autores como Heidegger, Husserl y Derrida, ha publicado una decena de libros y más de 120 artículos, y es reconocido principalmente por haber aclarado el valor propiamente filosófico de la obra de Derrida, en momentos en que era patrimonio de la crítica literaria.

(La entrevista completa, aquí)

domingo, 18 de mayo de 2008

Fito Páez y Gustavo Cerati: Ciudad de pobres corazones

Fito Páez y Gustavo Cerati compartieron escenario ayer en Buenos Aires, en un concierto gratuito organizado por la Fundación ALAS. En la ocasión tocaron cuatro temas. Uno de ellos fue Ciudad de pobres corazones, una joya de Fito, potenciada con la voz y la guitarra de Cerati:

viernes, 16 de mayo de 2008

Culpable hasta que se demuestre lo contrario

por Isis Díaz López


Elena Varela López fue detenida hace una semana en su casa en Licanray, acusada, entre otras cosas, de ser la autora intelectual de un asalto a una oficina del INP en Machalí, el año 2005. Tras la audiencia de formalización quedó en prisión preventiva por seis meses, tiempo que la Jueza Andrea Urbina determinó para que la Fiscalía realice su investigación.

Ello, sumado a que la imputada fue beneficiada con fondos estatales entregados por la CORFO y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes para realizar el documental “Newen Mapuche” sobre las demandas y el conflicto de las comunidades mapuches en la región de la Araucanía, son los únicos hechos concretos que, hasta el momento, se han dado a conocer públicamente sobre este caso.

Sin embargo, para algunas de las autoridades ejecutivas y legislativas de este país, la realizadora audiovisual es una delincuente vinculada a grupos terroristas, afirmación que no sólo confunde a la opinión pública y degrada la labor cultural que ha desarrollado esta mujer a lo largo de su carrera, sino que además evidencia el grado de irresponsabilidad e impunidad con que los honorables de nuestro país califican a ciudadanos sobre los que ni siquiera el Poder Judicial se ha manifestado.

¿Dónde queda el proceso justo del que tanto se habló durante la implementación de la Reforma Procesal Penal? ¿Qué pasa con la presunción de inocencia en esta nueva justicia? Son preguntas no menores tomando en cuenta que los primeros dardos públicos lanzados en contra de Elena Varela López salieron de la boca del vocero de Gobierno, Francisco Vidal, quien cuestionó la asignación de los fondos estatales obtenidos para la realización de “Newen Mapuche” por no haberse indagado en los antecedentes de la documentalista.

“No sé si se hace, pero si no se hace debería hacerse, que cada postulante al Fondart tenga su papel de antecedentes”, señalo Vidal a los medios de comunicación. Y agregó: “Si eso ocurrió con una gente que está con orden de captura, si se ganó un concurso con plata de todos los chilenos, es malo y hay que buscar que eso no vuelta a ocurrir”.

Con estas declaraciones, el Ministro Secretario General de Gobierno no sólo dio a entender que Elena Varela López jamás debió recibir ese dinero por tratarse de una “delincuente”, acusándola públicamente de delitos sobre los que la jueza a cargo no se ha manifestado, sino que tres días después tuvo la desfachatez de recriminar a Iván Moreira, diputado de la UDI, por tomarse atribuciones que no le corresponden.

Y es que el pasado domingo 11 de mayo, el parlamentario UDI declaró que “resulta indignante que los recursos de la cultura terminen en el financiamiento de vínculos con el terrorismo. Esto no puede dejarlo pasar el Gobierno. Y si es necesario pedir papel de antecedentes, se tendrá que hacer, porque no se puede estar financiando vínculos terroristas, ni menos estar jugando con la plata de todos los chilenos”, y solicitó la renuncia de la Ministra de Cultura, Paulina Urrutia, por las responsabilidades que tendría en la asignación de estos fondos.

Frente a esta petición pública, el vocero de Gobierno le recordó al parlamentario que la única que puede tomar esa decisión es la Presidenta de la República, Michelle Bachelet. Pero al parecer –y es lo que resulta más grave en todos estos dimes y diretes-, es que nadie les ha recordado a ambos que en nuestro país existen tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y que en casos de esta naturaleza, sólo este último tiene el deber y el derecho de condenar o absolver a los imputados. ¿O es que acaso, si es que la documentalista resulta absuelta de los cargos que se le imputan, saldrán a dar disculpas públicas sobre lo que se ha dicho? ¿O serán los propios medios de comunicación los que publicarán ahora brevísimas líneas en que den cuenta del error en que se incurrió?

Con estos antecedentes, no resulta extraño que en el comunicado que preparó la Asociación de Documentalistas de Chile en conjunto con la organización de Trabajadores del Audiovisual y el Cine de la Araucanía (publicado el 15 de mayo en diversos sitios de internet) manifiesten su preocupación por “la suerte y el estado de Elena, debido a que el gobierno como varios medios de comunicación han condenado a priori a la realizadora”, cuestión que como ellos mismos señalan, “es la razón que nos mueve a informar y manifestar que la persona en cuestión sea tratada dignamente, con un proceso justo y transparente así como se asegure también un trato apropiado al material trabajo –en proceso de lo que se está realizando”.

Y esto último tampoco es menor. Elena Varela López, fundadora de la Escuela de Todas las Artes, del Colectivo de Cine Ojo Film, de la Orquesta Sinfónica de niños de Panguipulli y de la Productora de cine Ojo Film, entre otros, cuestión que, como es de esperar, no ha sido mencionada prácticamente en ningún medio de comunicación masivo llevaba cuatro años investigando sobre el conflicto del pueblo mapuche con las Forestales y con el Estado, para dar forma al guión de “Newen Mapuche”.

Parte de este trabajo, que como ya se ha dicho trata sobre las demandas del pueblo mapuche en la región de la Araucanía y cuyo tráiler puede verse en el sitio web de la CORFO, había sido presentado en DocSantiago 2007 frente a un jurado compuesto por ejecutivos de canales de televisión y representantes del mundo documental de Europa. “En el guión presentado a todas las instancias nombradas anteriormente se puede comprobar que el rodaje contempla la realización de recreaciones de tomas de terreno, de manifestaciones y movilizaciones, que contemplaban en su ejecución armamento y vestuario de fantasía”, explicita el comunicado preparado por la Asociación de Documentalistas de Chile y la organización de Trabajadores del Audiovisual y el Cine de la Araucanía.

Pero la suerte que pueda estar corriendo este material no sólo preocupa a estas dos entidades. En una carta escrita por Elena Varela López, recientemente publicada en algunos sitios de Internet, la documentalista señala que “hoy día mis registros audiovisuales, que reúnen la acumulación de historias, testimonios y relatos realizados durante todos estos años han sido requisados por la Policía de Investigaciones, perdiendo mis materiales audiovisuales y exponiendo a muchos entrevistados que han relatado su experiencia, puntos de vista, testimonio e historias en estos documentales”, agregando más adelante en la misma misiva -dirigida a “Señores: Consejo de la Cultura (CNCA) y Fondo Audiovisual (CORFO)”-, que “apelo a su intervención en función de resguardar el material fílmico, la memoria de estos trabajos, el resguardo de sus actores sociales y mi libertad, porque me encuentro privada de todo derecho y expresión”.


La carta completa de Elena Varela López se puede leer aquí


El tráiler de "Newen Mapuche", a continuación: