viernes, 30 de mayo de 2008

Bandera a media asta por Lukó

Este blog baja su bandera a media asta por la reciente muerte de la artista Lukó de Rokha, quien preparaba una exposición que se inaugurará a mediados de junio en el salón Bicentenario de la Biblioteca Nacional. La siempre vital escritora y periodista Virginia Vidal nos ahorra palabras y habla cálidamente de la fallecida pintora en su Anaquel Austral. Usted lo puede leer aquí.

sábado, 24 de mayo de 2008

Documentales mapuches online: sorteando el matonismo de Estado


por Marcelo Morales

Quien maneja la información siempre parece tener la verdad. El caso de Elena Varela (muy bien reseñado en un post anterior) y las injustas acusaciones “terroristas” que la prensa, el gobierno y la derecha le han achacado, junto al despojamiento del material que había obtenido de su investigación sobre el conflicto mapuche, no hacen más que hacernos sospechar. Sospechar, una vez más, que en este tema siempre se busca esconder algo, situaciones que están detrás de los ataques a los terratenientes, de los inexplicables allanamientos de carabineros a familias mapuches, de juicios donde ellos pierden la paciencia y son puestos como descontrolados y salvajes.

Elena Varela andaba en la búsqueda de esas respuestas a través de un documental en el cual llevaba varios años trabajando y que recibió el ahora cuestionado aporte de un fondo audiovisual. Un trabajo del que difícilmente veremos su resultado final. Pero ha habido otros valientes intentos que sí han logrado salir a la luz y enfrentando la poca difusión que han tenido los reseñamos a continuación, incluyendo los links respectivos para poder apreciarlos.


El Juicio de Pascual Pichún

Este es quizás el más renombrado documental del último tiempo sobre el tema. Realizado por María Teresa Larraín en 2006, esta película de 65 minutos de duración muestra el enfrentamiento de Pascual Pichún, comunero mapuche, con su vecino: un terrateniente viculado con empresas forestales. El conflicto entre ellos se desata una vez que la casa del terrateniente es quemada, y éste inculpa a Pichún, quien es inmediatamente encarcelado a pesar de alegar inocencia. El juicio comienza y las caras de cada posición quedan al descubierto: la hipocresía del huinca y los pesares mapuches.





Uxuf Xipay: El despojo

Este documental data de 2004 y es dirigido por Dauno Tótoro. La época de la Conquista, la relación con el Estado chileno, la reforma agraria y el golpe de estado, la ley indígena de Aylwin y la CONADI, el problema forestal y, por último, la resistencia. Estos son las seis partes en que se divide la película y es a través de estos factores históricos, socio-económicos y culturales que intenta explicar la marginación actual que sufre el pueblo mapuche.





Nutuayin Mapu, recuperemos nuestra tierra

Presentamos también este documental de casi 10 minutos realizado en 1971 por Antonio Campi, Luis Araneda, Samuel Carvajal, Guillermo Cahn y Carlos Flores, patrocinado por el Centro Experimental de la Universidad de Chile. En él se exponen costumbres (algunas ficcionadas) y el germen de las problemáticas actuales: el conflicto con las tierras, la campesinización de las comunidades (para chilenizarlas) y la forma paternalista-inferiorizante en que son tratados. Un documento histórico, de gran calidad.





Trabajos extranjeros sobre el tema


En Europa hay bastante interés sobre la causa mapuche. Sin ir más lejos y siendo una muestra más de la paranoia del Estado chileno respecto al tema, dos periodistas franceses fueron apresados el 22 de marzo de este año mientras realizaban un documental sobre el conflicto mapuche. Tal como a Elena Varela, todo el material obtenido fue requisado por la policía. Pero hay ejemplos que han logrado salir a la luz. Acá va primero Entrevista a Andrea Paillalef, que se centra en una mujer mapuche que vive como exiliada política en Europa, y los otros dos son unos videos que formarán parte de un futuro documental sobre la comunidad Juan Paillalef y la persecución que sufre la familia de su lonko, Juana Calfunao, quien permanece actualmente en prisión junto a su hija en la cárcel de Temuco.







miércoles, 21 de mayo de 2008

Una aproximación al No poder Nombrar

(NN, de Julio Espinosa Guerra. Ediciones La Calabaza del Diablo, Santiago, 2008, 87 p.)

por Andrés Florit C.


NN, de Julio Espinosa Guerra (Santiago, 1974) llega a las librerías chilenas con un galardón a cuestas: el IX Premio Hispanoamericano Sor Juana Inés de la Cruz. ¿Importante? Sabemos lo que significan en el mundo literario los premios, por lo que no nos extenderemos en el hecho de que no son un sello de calidad garantizada. Ante el lector, más bien, pueden resultar un arma de doble filo: obligan a la obra a defenderse ante el ojo que ya no lee cualquier libro, sino que lee un libro premiado.

Pero no nos pasemos de agudos. El premio también ayuda a publicar, en tiempos en que pocos ponen un peso para la poesía. Así las cosas, NN ha salido este año por las no siempre prolijas ediciones Calabaza del Diablo y comienza con tres epígrafes que introducen y casi resumen el libro: una llave con letras de Joan Brossa, la explicación del significado de NN en el contexto de la dictadura de Pinochet (sigla con que se enterraban los cadáveres no identificados de asesinados políticos) y un fragmento de Henry Miller: “Tras la palabra está el caos. Cada palabra es una raya, un barrote, pero no hay ni habrá nunca suficientes barrotes para hacer la reja”.

De esta forma, lenguaje y realidad, silenciamiento y silencio, son las fisuras que marcan la ruta de la obra, que se divide en cuatro secciones: NN, Agüa, Muestrario y Currículum Vitae (nexos/anexos). El tema principal, que atraviesa todo el libro, es el que se enuncia en los epígrafes: las limitaciones y el desgaste de las palabras frente a lo que designan, frente a la realidad. Esto abre una herida: para quien habla el lenguaje en su mudez hiere y atraviesa la garganta como un clavo oxidado. Es un abecedario enfermo, que da llaves que no dan con ninguna cerradura, dice el poeta. En uno de los poemas más representativos del conjunto leemos: “No alcanza/ es que no alcanza/ La palabra casa no alcanza / ni la palabra julio/ ni la palabra violín me alcanza // Ni siquiera con la palabra arañazo /alcanzo la realidad.”

El anterior es el poema “F” de la primera parte, que tiene un poema por cada letra del abecedario y al final los versos de “NN”, donde se vincula la imposibilidad lingüística de rozar la realidad con un viejo que se muere y que es “Nada para Nadie”, un cuerpo víctima de la violencia política que perdió su nombre como las palabras su sentido en el uso cotidiano. Así va hilando el poeta un discurso coherente, en que declara que siempre hay imágenes que se pierden en el proceso de revelado, “palpitaciones que la lente nunca aprehenderá”. Incluye además bastante diálogo con otros autores (a quienes da “casi” todo el crédito de los poemas en que los cita), logrando por esta vía buenos hallazgos, como uno en que cita a Roberto Bolaño y que comienza: “Cuando un cuerpo muere/ pequeños animalillos sin forma/ transparentes/ nacen a su alrededor/ y se alimentan/ hasta que no queda nada”, vinculando luego al gusano con los oportunistas que nacen alrededor de los poetas muertos y se alimentan de su obra, cosa que el mismo Bolaño ha vivido, desde su final morada.

Encontramos los mayores aciertos en la sección “Muestrario”, que parte con ciegos cachorros de chacal que aún antes de poder ver mastican inseguros las primeras palabras, entusiasmados con el sabor de la tinta, o uno de mis favoritos en que el que habla desea ser como un grillo, oculto en los rincones, “y decir tanto con tan poco”. La sección final también tiene momentos intensos, más vinculados a la memoria: de hecho los poemas están titulados con fechas y con referencias políticas y vitales muy claras. Transcribo uno, fechado en 1983: “Si vienen a preguntando por tu padre/ tú no conoces a ese señor// Recuerdo íntegra la frase / y recuerdo/ el estremecimiento // Afuera / 1983 // Nunca más /Las palabras fueron lo mismo que hasta entonces // Y menos /la realidad”.

Pese a tener una posición enunciativa clara, varios aciertos y pocas metáforas, como dice Gonzalo León en la contratapa, veo en esta obra muchas sentencias y una preeminencia del discurso por sobre lo estético que, parafraseando al mismo poeta, “no salpican de sangre las sábanas”. Por medio de un estilo coloquial y muchas veces prosaico, vivimos al leer este libro una experiencia intelectual más que sensorial y estética. La escritura de NN carece de la intensidad y el ritmo necesarios para envolver al lector. No alcanza a estremecer. Da la sensación de que parte sabiendo demasiado bien dónde llegará, sin que provoque un real desgarro.

En el afán de fijar coherente y racionalmente su discurso, deja de lado una imaginación más viva y por sobre todo deja de lado el ritmo, el paladeo de las palabras, que no fascinan sino que provocan una prudente distancia. ¿Es ésta la intención del poeta, fundamentada en su falta de fe en el lenguaje? Puede ser, pero eso no importa: la obra tiene que sostenerse más allá de las intenciones, que parece ser lo que sobra en la poesía actual, en que la mayoría tiene tan claro lo que quiere decir y por qué lo dice así.

Por ello, una de las críticas más acertadas que he encontrado acerca de este libro es una breve pincelada de Ernesto González, cuando reseña al poeta en una de sus famosas entrevistas en el sitio letras.s5: “Todavía puede ir más allá dentro de lo mucho que ya nos ha dado en sus poesías, sobretodo (sic) si consigue arriesgar más al oído, un poco más”. ¡Justamente! Arriesgar más al oído, porque el discurso por sí mismo no basta. El mismo González Barnert, por ejemplo, tiene a veces una tosquedad en su poesía, pero una tosquedad estética, si se me permite el término.

Así también otros compatriotas contemporáneos, que han hecho de la poesía misma y del lenguaje motivo de su obra, han logrado climas y versos de notable factura, como el joven Rodrigo Arroyo en Chilean Poetry y Carlos Trujillo en versos como éstos: “No es más mano la mano que escribe este poema /Que la mano que no sabe siquiera escribir su nombre /No es más mano /La mano que escribe este poema /Que la mano de quien escribe este poema /Quien no sabe siquiera el nombre de la mano”. También recordamos versos de Guillermo Carrasco Notario, quien dice en “El espejo y la flama”: “Me sale / Un hipo incomprensible /Cuando trato / De nombrar/ La mano / Como un bronce / De rígidos tendones / No atina / A transcribir / Sonidos tan guturales (...) Y veo que no son palabras /Lo que necesito /Sino silencios / ¡Quiero escribir silencios!”.

Podríamos seguir, por supuesto. Hay tantos y sólo cito ejemplos desde mi antojadizo gusto. Pero me interesa constatar que la aridez intelectual no está dada tanto en el tema, sino en la forma, que también es tema. Julio Espinosa tiene de qué hablar, pero creo que le falta un mayor sentido estético, un dejarse llevar por estos caballos perdidos en el laberinto (Rodrigo Arroyo dixit) y galopar al fin sin riendas y sin medir las consecuencias.


martes, 20 de mayo de 2008

Entrevista a Rodolphe Gasché


El académico de la Universidad de Buffalo, Rodolphe Gasché, estuvo en Chile invitado por el Doctorado en Filosofía con mención en Estética e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Ofreció una conferencia titulada "Europa o el Olvido de Occidente" y por mi trabajo me tocó entrevistarlo (¡mi primera entrevista en inglés! ) , así que aquí publico la introducción y el link, para quienes quieran leerla.



por A.F.C.

Es la primera vez que Rodolphe Gasché (Luxemburgo, 1938) está en Sudamérica y dice que prefiere no intentar hablar castellano, porque probablemente sólo le saldrían palabras en italiano. Así, la conversación se desarrolla en inglés, idioma en que ha escrito sus trabajos más importantes y que utiliza como profesor en el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, donde trabaja hace más de 20 años.

Es un hombre tímido y gentil, que no parece muy consciente de su gran prestigio internacional. Especialista en Fenomenología y particularmente en autores como Heidegger, Husserl y Derrida, ha publicado una decena de libros y más de 120 artículos, y es reconocido principalmente por haber aclarado el valor propiamente filosófico de la obra de Derrida, en momentos en que era patrimonio de la crítica literaria.

(La entrevista completa, aquí)

domingo, 18 de mayo de 2008

Fito Páez y Gustavo Cerati: Ciudad de pobres corazones

Fito Páez y Gustavo Cerati compartieron escenario ayer en Buenos Aires, en un concierto gratuito organizado por la Fundación ALAS. En la ocasión tocaron cuatro temas. Uno de ellos fue Ciudad de pobres corazones, una joya de Fito, potenciada con la voz y la guitarra de Cerati:

viernes, 16 de mayo de 2008

Culpable hasta que se demuestre lo contrario

por Isis Díaz López


Elena Varela López fue detenida hace una semana en su casa en Licanray, acusada, entre otras cosas, de ser la autora intelectual de un asalto a una oficina del INP en Machalí, el año 2005. Tras la audiencia de formalización quedó en prisión preventiva por seis meses, tiempo que la Jueza Andrea Urbina determinó para que la Fiscalía realice su investigación.

Ello, sumado a que la imputada fue beneficiada con fondos estatales entregados por la CORFO y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes para realizar el documental “Newen Mapuche” sobre las demandas y el conflicto de las comunidades mapuches en la región de la Araucanía, son los únicos hechos concretos que, hasta el momento, se han dado a conocer públicamente sobre este caso.

Sin embargo, para algunas de las autoridades ejecutivas y legislativas de este país, la realizadora audiovisual es una delincuente vinculada a grupos terroristas, afirmación que no sólo confunde a la opinión pública y degrada la labor cultural que ha desarrollado esta mujer a lo largo de su carrera, sino que además evidencia el grado de irresponsabilidad e impunidad con que los honorables de nuestro país califican a ciudadanos sobre los que ni siquiera el Poder Judicial se ha manifestado.

¿Dónde queda el proceso justo del que tanto se habló durante la implementación de la Reforma Procesal Penal? ¿Qué pasa con la presunción de inocencia en esta nueva justicia? Son preguntas no menores tomando en cuenta que los primeros dardos públicos lanzados en contra de Elena Varela López salieron de la boca del vocero de Gobierno, Francisco Vidal, quien cuestionó la asignación de los fondos estatales obtenidos para la realización de “Newen Mapuche” por no haberse indagado en los antecedentes de la documentalista.

“No sé si se hace, pero si no se hace debería hacerse, que cada postulante al Fondart tenga su papel de antecedentes”, señalo Vidal a los medios de comunicación. Y agregó: “Si eso ocurrió con una gente que está con orden de captura, si se ganó un concurso con plata de todos los chilenos, es malo y hay que buscar que eso no vuelta a ocurrir”.

Con estas declaraciones, el Ministro Secretario General de Gobierno no sólo dio a entender que Elena Varela López jamás debió recibir ese dinero por tratarse de una “delincuente”, acusándola públicamente de delitos sobre los que la jueza a cargo no se ha manifestado, sino que tres días después tuvo la desfachatez de recriminar a Iván Moreira, diputado de la UDI, por tomarse atribuciones que no le corresponden.

Y es que el pasado domingo 11 de mayo, el parlamentario UDI declaró que “resulta indignante que los recursos de la cultura terminen en el financiamiento de vínculos con el terrorismo. Esto no puede dejarlo pasar el Gobierno. Y si es necesario pedir papel de antecedentes, se tendrá que hacer, porque no se puede estar financiando vínculos terroristas, ni menos estar jugando con la plata de todos los chilenos”, y solicitó la renuncia de la Ministra de Cultura, Paulina Urrutia, por las responsabilidades que tendría en la asignación de estos fondos.

Frente a esta petición pública, el vocero de Gobierno le recordó al parlamentario que la única que puede tomar esa decisión es la Presidenta de la República, Michelle Bachelet. Pero al parecer –y es lo que resulta más grave en todos estos dimes y diretes-, es que nadie les ha recordado a ambos que en nuestro país existen tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y que en casos de esta naturaleza, sólo este último tiene el deber y el derecho de condenar o absolver a los imputados. ¿O es que acaso, si es que la documentalista resulta absuelta de los cargos que se le imputan, saldrán a dar disculpas públicas sobre lo que se ha dicho? ¿O serán los propios medios de comunicación los que publicarán ahora brevísimas líneas en que den cuenta del error en que se incurrió?

Con estos antecedentes, no resulta extraño que en el comunicado que preparó la Asociación de Documentalistas de Chile en conjunto con la organización de Trabajadores del Audiovisual y el Cine de la Araucanía (publicado el 15 de mayo en diversos sitios de internet) manifiesten su preocupación por “la suerte y el estado de Elena, debido a que el gobierno como varios medios de comunicación han condenado a priori a la realizadora”, cuestión que como ellos mismos señalan, “es la razón que nos mueve a informar y manifestar que la persona en cuestión sea tratada dignamente, con un proceso justo y transparente así como se asegure también un trato apropiado al material trabajo –en proceso de lo que se está realizando”.

Y esto último tampoco es menor. Elena Varela López, fundadora de la Escuela de Todas las Artes, del Colectivo de Cine Ojo Film, de la Orquesta Sinfónica de niños de Panguipulli y de la Productora de cine Ojo Film, entre otros, cuestión que, como es de esperar, no ha sido mencionada prácticamente en ningún medio de comunicación masivo llevaba cuatro años investigando sobre el conflicto del pueblo mapuche con las Forestales y con el Estado, para dar forma al guión de “Newen Mapuche”.

Parte de este trabajo, que como ya se ha dicho trata sobre las demandas del pueblo mapuche en la región de la Araucanía y cuyo tráiler puede verse en el sitio web de la CORFO, había sido presentado en DocSantiago 2007 frente a un jurado compuesto por ejecutivos de canales de televisión y representantes del mundo documental de Europa. “En el guión presentado a todas las instancias nombradas anteriormente se puede comprobar que el rodaje contempla la realización de recreaciones de tomas de terreno, de manifestaciones y movilizaciones, que contemplaban en su ejecución armamento y vestuario de fantasía”, explicita el comunicado preparado por la Asociación de Documentalistas de Chile y la organización de Trabajadores del Audiovisual y el Cine de la Araucanía.

Pero la suerte que pueda estar corriendo este material no sólo preocupa a estas dos entidades. En una carta escrita por Elena Varela López, recientemente publicada en algunos sitios de Internet, la documentalista señala que “hoy día mis registros audiovisuales, que reúnen la acumulación de historias, testimonios y relatos realizados durante todos estos años han sido requisados por la Policía de Investigaciones, perdiendo mis materiales audiovisuales y exponiendo a muchos entrevistados que han relatado su experiencia, puntos de vista, testimonio e historias en estos documentales”, agregando más adelante en la misma misiva -dirigida a “Señores: Consejo de la Cultura (CNCA) y Fondo Audiovisual (CORFO)”-, que “apelo a su intervención en función de resguardar el material fílmico, la memoria de estos trabajos, el resguardo de sus actores sociales y mi libertad, porque me encuentro privada de todo derecho y expresión”.


La carta completa de Elena Varela López se puede leer aquí


El tráiler de "Newen Mapuche", a continuación:



jueves, 15 de mayo de 2008

Juan Carlos apoyado en la pared del teatro


Alguna vez, por el 2005, hice un trabajo de fotografía con un taller literario del Hospital Psiquiátrico de Avenida La Paz. Revisando ese material encontré esta foto, quizás la única digna de mostrar, que por supuesto salió así por mera fortuna: él no posó y yo no sé cómo la saqué a tiempo. Está apoyado en la pared de un viejo teatro que posee el hospital, antes de entrar a ensayar una presentación que fundía poesía, teatro y artes visuales, tiulada "Puntos cardinales". Se llamaba Juan Carlos. No sé qué será de él.


viernes, 9 de mayo de 2008

El Reino: el exquisito terror esquizoide de Lars Von Trier

Por Marcelo Morales


Los videoclub (o dvdclub para lo más modernos) cada vez están superando más las expectativas. Uno de los más recomendables es Mundo Planet (http://www.mundoplanet.cl/) donde ya no sólo se ve en sus vitrinas películas que recién están en cartelera u otras tontamente ignoradas por las distribuidoras (como Lars and the real girl, de Craig Gillespie, por ejemplo), sino que se puede acceder a cosas impensadas e increíbles, como la serie El Reino.

Para sanear las arcas de su productora Zentropa, el director Lars Von Trier aceptó realizar en 1994 una miniserie para la televisión pública de Dinamarca. Le dijeron que fuera algo pequeñito, a lo que respondió diciendo: “Yo no hago cosas pequeñas. ¡Si voy a hacer algo tiene que ser grande y a una escala monumental!”.

Así surgió El Reino, con su primera temporada en 1995 y otra, debido a la presión de los fanáticos, en 1997. Espeluznante es lo menos que se ha dicho de la serie que se ambienta completamente dentro de un moderno hospital llamado justamente El Reino. Escenario ideal para conformar un laberinto de historias como la de un obsesionado doctor que se transplanta un hígado canceroso para investigar mejor la enfermedad, la de una doctora que engendra un feto que crece desproporcionadamente o la del fantasma de una niña que murió en 1919 y que llora en el ascensor del lugar.

Con una temblorosa cámara que anticipaba al Dogma 95 que fundaría en poco tiempo más y una fotografía cargada al sepia, Von Trier, siempre con más alusiones que respuestas claras, crea un producto que bucea por las oscuridades de la mente humana, apostando por una esencia malvada dentro de ella. Ideas lanzadas con imágenes de una crudeza impresionante.

Un terror que fascinó a Stephen King, quien la adaptó para la TV americana (Kingdom Hospital) y que ayudó a que Von Trier pudiera juntar la plata para su trilogía compuesta por Contra Viento y Marea, Los Idiotas y Bailarina en la Oscuridad. Esenciales filmes que según la reputada revista Cahiers du Cinema se sitúan por debajo de la intensidad que entrega El Reino.

Toda la serie está disponible en cuatro discos… no queda otra que inscribirse y arrendarla.

martes, 6 de mayo de 2008

Dos poemas de John Betjeman

por Juan Pablo Pereira


Sir John Betjeman (1906-1984) fue uno de los más importantes poetas ingleses de la segunda mitad del siglo XX. Su obra se caracteriza por la extensiva utilización de la rima, haciendo eco de la vibrante y renovada tradición inglesa -piénsese por oposición en la hispanoamericana-, junto a otros tan importantes como Larkin o Day-Lewis, a quien sucedió como poet laureate en 1972. Betjeman consagró tiempo y esfuerzo a combatir las tendencias destructoras de la modernidad, en la especie de promover el rescate arquitectónico de iglesias y otros edificios antiguos amenazados por el bulldozer y la edificación barata. El primer poema que se aquí se muestra, Inexpensive Progress, es prácticamente un manifiesto al respecto, cuya traducción podríamos dedicar al MOP y a Paz Froimovich.

El segundo, Diary Of A Church Mouse, está en clave más ligera y asume la voz de un ratón de iglesia que (mal)vive todo el año excepto para la fiesta de la cosecha, cuando se harta de comer las ofrendas de los parroquianos. De paso, el ratón se permite cierto sarcasmo sobre nuestra triste especie que, al igual que sus oportunistas colegas roedores -tachados de “paganos”, ateos o low church por nuestro héroe-, sólo aparecen por la iglesia para la fiesta en cuestión. Quizá nuestros pastores de almas encontrarán consuelo en la idea de que en todas partes y no sólo aquí la gente evita, si puede, poner un pie en la capilla a menos que haya algún provecho que sacar de ello.

No sé por qué Betjeman no es más conocido entre nosotros -no sé si lo es más en España, Argentina u otra parte. Sin duda no es difícil de entender que las texturas de una poesía como ésta tienen poco que ver con las súpersofisticadas de la nuestra. En agudo contraste, aquí estamos frente una obra que tal vez aspira a ser civil, en el sentido de decir algo a alguien porque le atañe. Pero es discusión para otra parte.

Una nota final: salvo alguna casualidad, he sacrificado toda rima y patrón formal de versificación al traducir, lo que tal vez suene contradictorio con el encabezado de este articulejo. Pero no hay tal. Invito al lector interesado a investigar por su cuenta, por ejemplo, en http://www.johnbetjeman.com/, y apreciar en el texto original la maestría del su verso. Y en http://www.bbc.co.uk/arts/poetry/outloud/, es posible leer y escuchar a Betjeman -o al ratón- recitar en su idioma original. Ah, y de paso, detectar todos los errores que haya cometido, si los hay.


* * *

Progreso a un Precio Conveniente

Envuelve en nailon tus piernas,
monta tus cerros de postes,
oh edad sin alma;
fuera con los amables sauces
y las olas de olmos
que ruedan por tus valles.

Digámosle adiós a los setos
y las rutas con bordes de pasto
y los serpeantes senderos de campo;
dejemos que todo ande más rápido
donde el autómovil sea el único amo
hasta que sólo quede la velocidad.

Destruye los viejos letreros de posada
pero siembra los caminos con señales de hojalata
“Mantenga Su Derecha”, “M4”, “¡No Pasar!”
comando, instrucción, advertencia
una y otra vez decorando
la pedregosa rotonda;

Porque toda cruda obscenidad
debe tener su pequeño “atractivo”,
su parche de pasto cortado,
y los letreros se ven de maravilla
entre macizos de flores
con focos entre medio.

No dejes ningún viejo pueblo en pie
donde pudiera aterrizar
rugiendo un aeroplano,
pero ahórrales daño tan vulgar
como refugios de marco roto
sin habitar desde la guerra.

No dejes que ninguna avenida de provincia
que pudo ser tu calle o la mía
se vea como se veía,
pero deja que las tiendas de cadena se instalen aquí
sus largas tiras de vidrio negro
y a través suyo relámpagos de tráfico.

Y si hay algún paisaje,
algún verdor sin pretensiones,
sobreviviendo en parte alguna,
protección no necesita
pues muy pronto allí alzaremos
una planta eléctrica.

Cuando toda ruta esté iluminada
por monstruos de concreto emplazados
como horcas sobre nuestras cabezas,
bañados en el vómito amarillo
que cada monstruo bota desde sí
sabremos que hemos muerto.

***

Diario de un Ratón de Iglesia


Aquí entre casullas largo tiempo abandonadas,
bancos podridos y escabeles a medio quebrar,
aquí donde el vicario nunca mira
yo mastico entre viejos misales.
Acuclillado y solo paso mis días
detrás de este paño de la Iglesia de Inglaterra.
Comparto mi oscura y olvidada pieza
con dos lámparas de aceite y media escoba.
El que limpia nunca me molesta
así que aquí, frugal, me tomo el té.
Mi pan es aserrín mezclado con paja;
mi mermelada es limpiador de piso.
Pascua y Navidad podrán ser un festín
para curas y congregaciones
y quizá también Pentecostés. Todos lo mismo,
ninguno me llena mi flaca estampa.
Para mí el único festín en realidad
es el Festival de la Cosecha, en otoño
en que puedo satisfacerme a voluntad
con jarras de trigo alrededor de la pila.
Escalo la cabeza de bronce del águila
para cavar a través de una hogaza de pan.
Me trepo por la escalera del púlpito
y mordisqueo las médulas que cuelgan de ahí.
Es agradable disfrutar
estos artículos antes de que se vayan al tacho,
pero qué molesto cuando uno se encuentra
con que otros ratones de mentes paganas
se meten a la iglesia para compartir mi comida
cuando no tienen nada que hacer acá.
Dos ratones de campo con ningún deseo
de ser bautizados invaden el coro.
Una rata enorme y realmente poco amistosa
viene a ver en qué andamos.
Dice pensar que Dios no existe
pero igual viene... es muy extraño.
Este año se robó un manojo de trigo
(frente al sitial de nuestro predicador)
y prósperos ratones de campos lejanos
vienen a escuchar tocar el órgano
y ocultos bajo sus notas
comen a través del fardo de avena del altar.
Un ratón de Baja Iglesia[1], que cree que yo
soy demasiado papista, y Alta,
sin embargo no cree erróneo
masticar sonoramente durante la Oración de la Tarde
mientras yo, que paso hambre todo el año,
tengo que compartir mi comida con roedores
que excepto en esta época
ni se aparecen por la iglesia.
Yo sé que dentro del mundo humano
eso no podría ser,
porque los seres humanos sólo hacen
lo que su religión les dice.
Leen la Biblia todos los días
y rezan siempre, mañana y noche
e igual que yo, el buen ratón de iglesia
adoran al Señor en su Casa,
pero de todos modos me extraña
cuán llena puede estar la iglesia
con gente que nunca veo,
excepto para el Festival de la Cosecha.




[1]High - y Low Church es la distinción tradicional de las dos corrientes principales de la Iglesia Anglicana. A muy grandes rasgos, la primera corresponde a la más aristocratizante, episcopal y/o “católica”, mientras la segunda es más asambleísta, presbiteriana y/o “protestante”.

lunes, 5 de mayo de 2008

Los amigos de París

por Guillermo Carrasco Notario


En el Centro Cultural La Sebastiana, en Valparaíso, se presentó durante un mes la muestra “Los amigos de París”, con obras de Irene Domínguez, Lou Laurin Lam y Guy de Gontaut, todos camaradas del arte y de la vida compartida en Francia por varias décadas. Ahora la exposición se traslada a Santiago y se exhibirá desde el 7 de mayo en la Casa Museo La Chascona, en el barrio Bellavista.

Irene Domínguez presenta un conjunto de pinturas sobre papel en las que muestra su reconocible lirismo de inspiración cotidiana y popular. Me gustaron especialmente sus dos obras dedicadas a Ingrid Betancourt, en las que utilizó gasas para construir los edificios. Guy de Gontaut presenta una selección de arabescos, especies de caligrafías imaginarias cuyo código es hermético y resultan a la larga monótonas.

Un grato descubrimiento fue para mí la selección de grabados presentados por la viuda de Wilfredo Lam, Lou Laurin Lam, en la que van apareciendo, transmutados por el humor de la artista, personajes entrañables de la literatura y de las artes, como Frida Kahlo de la mano de un sapo gigante, o Virginia Wolf en la figura de un pájaro melancólico sentado en una silla. Alejo Carpentier, en la forma de una rana toro enorme y dibujada con gran soltura, está tratado con la ironía un tanto feroz que caracteriza a la artista.

Irene Domínguez fue cercana a Wilfredo Lam en París en la década de 1960, misma época en que Violeta Parra se trasladó con su música y sus arpilleras junto al Sena. A Violeta la acompañó una chilena digna de ser novelada: Adela Gallo, quien se negó a volver a Chile cuando la folclorista regresó y se quedó a vivir en Francia empleada en la casa de Wilfredo Lam, donde siempre atendió a los invitados del artista en español. Nunca quiso aprender francés porque según ella la gente le entendía toito. Adela Gallo terminó siendo indispensable para solucionar las minucias cotidianas en la casa de Lam, y tan consciente estaba ella de su valor, que al morir quería ser enterrada con Wilfredo. Sus últimos años los pasó en Francia, en su pequeña habitación rodeada de las muchas obras que el gran cubano le había regalado. Estos amigos de París en la Sebastiana y ahora en la Chascona de Neruda traen el aire fresco de la amistad creativa, y la reminiscencia de historias vividas con verdadero entusiasmo.

viernes, 2 de mayo de 2008

Caliche Sangriento, el regreso de una leyenda

Por Marcelo Morales C.

Desde el viernes 2 hasta el domingo 4 de mayo, el Cine Arte Normandie repone un gran acontecimiento dentro del cine chileno. Es nada menos que la versión restaurada de Caliche Sangriento, filme de 1969 dirigido por Helvio Soto (1939-2001) que es uno de los puntos altos del llamado Nuevo Cine Chileno, movimiento truncado por el golpe militar.

Esta versión es fruto de un trabajo de casi diez años a cargo de Luis Horta y Carlos Ovando, ambos ex alumnos de Soto que se jugaron enteros por este proyecto que este año por fin vio la luz en su estreno oficial.

Un homenaje merecido a un filme polémico y valiente por su guión que cuestionaba fuertemente las causas de la Guerra del Pacífico. Para Soto, era una guerra que se había peleado a favor de los intereses norteamericanos, es decir, toda la gloria y heroísmo del ejército chileno había sido en vano. Una visión que en el filme se plasma -en un estilo cercano al spaghetti western- a través de la historia de un batallón extraviado en pleno desierto y, supuestamente, en terreno enemigo ¿Para quién es tanto sacrificio y por qué? Son las preguntas que poco a poco comienzan a surgir entre la falta de agua y víveres.

A color, con poco presupuesto y un equipo técnico de sólo cinco personas, Caliche Sangriento removió el suelo en un Cine Chileno que maduraba ostensiblemente por entonces. Fue tanto que el comité de calificación cinematográfica censuró en un inicio la película e incluso Salvador Allende tras verla quedó impresionado con la visión crítica que la cinta poseía. “Deberíamos aceptar la idea de hacer un cine insulso, sin contenido y para mentalidades primarias”, dijo Helvio Soto ante tanta recriminación. Cannes la reconoció y la proyectó en 1970.

A 40 años de su realización, las ganas y la fuerza que le impregnó contagiaron a los restauradores. Verla ahora en el cine, da gusto y emoción. De aquí al domingo está la posibilidad. Si no, a esperar la edición en DVD en la cual se trabaja.

Y de muestra, los primeros 10 minutos del largometraje.





Caliche Sangriento

Director: Helvio Soto.

Con: Héctor Duvauchelle, Jaime Vadell, Jorge Yáñez, Jorge Guerra y Patricia Guzmán.

Chile, 1969.

120 minutos.

Rafael Díaz: "La música es una forma de retirarse a lo esencial"

Artículo publicado originalmente en el portal www.artes.uchile.cl. Se incluye aquí una versión menos institucional.

por A. F. C.


Hay personas que crean atmósfera. Rafael Díaz logra hacerlo en un café del centro, luego de un lunes de trabajo, frente a un desconocido que lo hace hablar de sí mismo. El compositor se expresa con soltura, sin apuros y con un aire nostálgico que evoca a Jorge Teillier. Esto no es raro: ha compuesto varias obras basadas en textos del poeta, con quien siente una particular afinidad. Se ve que comparten una visión de mundo, un ritmo, una búsqueda.

En sus obras también se encuentran versos de Rilke, de Neruda, de Zurita, fragmentos de las memorias de Pascual Coña, y también versos propios. Todo amalgamado con su música, que es su forma de huir del tiempo, del "horror de lo sucesivo". Ha publicado dos discos: "El sur comienza en el patio de mi casa. Radioteatros", de 1999, y "La otra orilla", de 2004.

Un lugar para poder estar

Luego de vivir un tiempo en Berlín, acaba de llegar a hacer clases a la Universidad de Chile y reconoce que varias cosas han cambiado desde su época de estudiante: ahora hay una mejor infraestructura y al mismo tiempo los alumnos son muy distintos a los de su generación. Tienen otro ritmo, un aceleramiento que lo descoloca.

Aclara que él fue joven en los años 80, cuando aún no era tan rápida la vida y la composición se convertía en ese momento en un refugio ante la agresión del ambiente: "Tenía una tremenda necesidad de autorregularme respecto a lo externo, de poner algo entre el horror de vivir en lo sucesivo de todos los días, con incertidumbre, con pelotera política, con restricciones cabales de libertad de expresión... había que oponer algo respecto a eso. Entonces para mí la música siempre fue una especie de lugar para poder estar".

Por ello, cree que lo más que puede ofrecer a sus alumnos es justamente ayudarlos a encontrar ese refugio propio. "Debe ser difícil para un joven de hoy encontrar una razón para componer. Si no la encuentra en el fondo de sí mismo, en el exterior no la va a encontrar. Nada promueve su trabajo artístico", afirma, agregando que sólo una búsqueda personal justifica seguir esta carrera: "No sirve para ganarse la vida -al contrario, te la complica-, no sirve para hacer una carrera propiamente tal, porque a nadie le interesa, y te deja muy descolocado en términos de subsistencia. Para lo único que podría servir es para que te construyas a ti mismo un espacio-tiempo aparte, un lugar donde no vives devorado por el Cronos".

Rafael Díaz cree en el arte como un retiro personal, como una forma de hacer más llevadera la existencia: "Para mí el horror de lo sucesivo significa estar todos los días repitiendo los días y sentir como te desgastan. La música es una forma de poder encontrar un remanso en el tiempo, un paréntesis. Eso sirve para vivir".

El lar de Río Cisnes

El compositor vivió parte de su infancia en un pequeño pueblo sureño llamado Río Cisnes, cerca de Coyhaique, donde su padre fue literalmente a "hacer patria", colonizando una zona deshabitada. Allí conoció la soledad y la belleza del sur, que comenzaba "en el patio de su casa".

Pese a vivir sólo tres años en esa localidad, Díaz encarnó los bosques y años después evocaría con violines aquella multitud de pájaros que escuchaba chirriar a las 5 de la mañana, en su obra "Pascual Coña recuerda". Allí, en la música, pudo construir su propio bosque. Aunque de todos modos, confiesa que no puede dejar de pasar al menos una vez al año al sur.

Pero antes de partir a Río Cisnes, a los 5 años, tuvo sus primeros encuentros con la música. "En mi casa había una radio que sonaba tarde, mal y nunca, pero era mi gran devoción pararme frente a ella". Allí recuerda haber quedado "electrizado" escuchando canciones de Inti Illimani, Los Jaivas y Rolando Alarcón, quien era su músico favorito, pues fue el primero que vio actuar en vivo, a una cuadra de su casa. "Eran canciones, entonces para mí la música nunca estuvo desligada de la palabra".

Ahora sigue escuchando radio día y noche, pues siente que es un medio que permite la comunión con los otros. Su primer disco, incluso, está planteado como una colección de radioteatros, ya que "el radioteatro es un género que tiende a concebir la obra de arte como algo para ser radiado, no para ser visto en ejecución pública. Ese primer disco no es más que eso, radioteatros musicales, o teatro para oír, no para ver", dice.

“Yo hago la música que necesito hacer”

Hombre de inquietudes religiosas, Rafael Díaz creó el año pasado el sitio www.musicasacrachilena.cl, donde recoge piezas que dialogan desde distintas posiciones con el misterio de la fe y de lo sagrado, que él también ha desarrollado en su propia obra. Es una visión amplia de la sacralidad, que incluye la cosmovisión de los pueblos originarios y que no se reduce al catolicismo. "Quizás para el músico es más fácil llegar a la fe, ya que al estar más conectado con lo auditivo, le es más fácil creer en lo que no se puede ver", afirma.

Para el compositor, la música más que una carrera es una necesidad. "Yo hago la música que necesito hacer, y lo que ocurra alrededor la verdad es que no me interesa mucho. No me vinculo a la música por un acto de curiosidad intelectual, me vinculo a la música como una forma de conectarme con mi yo".

A tono con su ritmo interior, con el tempo de la provincia, Rafael Díaz cree finalmente que "todo el mundo necesita vivir un poco pensando en retirarse, realmente la vida es un proceso gradual de retiro". Y la música es un espacio propicio para cumplir ese deseo: "Uno vive micro retiros. Cuando me siento a oír música o cuando me siento a componer, yo me retiro. Pero me retiro al interior de mi mismo... La música es una forma de retirarse a lo esencial".


jueves, 1 de mayo de 2008

Fragmentos del libro "Elementos", de Javier Abarca


Javier Abarca Medel (1967), más conocido como Xirok, es un viejo amigo y poeta, que vive trabajando entre libros y versos en su librería Flor de Lis, de calle Huérfanos. Editó el año 2001 sus "Poemas de Malamar" en forma independiente y ahora me ha dejado publicar algunos poemas de su último trabajo, "Elementos", que permanece inédito y que se suma a otros poemarios suyos que lamentablemente aún no llegan a las prensas, como “Los Ecos de Karpó” y “Príncipe de gran poder”. “Elementos” es un libro dividido en cuatro partes: “En el aire”, “Tierra de nadie”, “¡Fuego!” y “Bajo el agua”. Requiere una lectura continua, pero me he permitido escoger algunos fragmentos que creo pueden leerse de manera independiente.


De “En el aire”

IV

Ventrílocuos somos del perfume y la luz.

¿Es el cielo promesa de inmortalidad?

El pájaro no es el ala
lo sé
porque guardo una escalera que no sirve.


XIII


Si lo dicho no alcanza
toda verdad es un accidente.

¿Hay dolor en esto?

Uno cree recordar
pero toda garantía ata.


De “Tierra de nadie”

XIII

Deseo un gato impasible
que me mire.
Alguien llora por algo que ignoro
Hay piedras preciosas en el limo.
Huellas de la partera al cortar el cordón umbilical.
La serpiente
el látigo
la cuerda
el falo.
La palabra ingrata y despiadada que nombra
es una excusa para los abrazos que acunan las arterias.
Nos delata dar malas noticias
obliga ver lo que otros no ven.


De “¡Fuego!”


II

La misma mano que se masturba
enciende la flecha.
Ciudades destruidas,
escombros.

Poemas de amor.

¡Calamidades!


VII

En llamas
persigo el reposo
solo.
Cenizas después del coito.
Te pareces o te asemejas al beso que se esquiva.
¿Qué ves cuando tu boca llega y juega?
Tan cerca
Tu antes que te viera
Mi antes de tocarte.
Eres la triste mía de otro.
Pongo el rubor por testigo
y nuestras cenizas que nos interrogan entre otras cosas.


De “Bajo el agua”

I

Invisibles seres en el agua
ocultos unos de otros
cada uno con su cada uno.

Pero el oído sabe y la boca quiere
del hombre sumergido
eso que ha olvidado.


¿Qué elige por mí dentro de mí que me permite recordar
/estas cosas?


El delfín duerme
alternando la mitad de su cerebro
soñando, no soñando.
Así naufraga mi memoria.

¿Quién puede permanecer bajo el agua,
dormir
no dormir mientras nada?


XVIII

La sed permanente.
El afán.
Mi disfraz de certeza.
La sal seca mis labios
estremeciendo con violencia
mi garganta
y evoca lo húmedo.

Confundido, canto
mientras otros se atan al mástil.

Lo heroico no participa de viejos nudos
porque se ha de vivir desatado.