Javier Abarca Medel (1967), más conocido como Xirok, es un viejo amigo y poeta, que vive trabajando entre libros y versos en su librería Flor de Lis, de calle Huérfanos. Editó el año 2001 sus "Poemas de Malamar" en forma independiente y ahora me ha dejado publicar algunos poemas de su último trabajo, "Elementos", que permanece inédito y que se suma a otros poemarios suyos que lamentablemente aún no llegan a las prensas, como “Los Ecos de Karpó” y “Príncipe de gran poder”. “Elementos” es un libro dividido en cuatro partes: “En el aire”, “Tierra de nadie”, “¡Fuego!” y “Bajo el agua”. Requiere una lectura continua, pero me he permitido escoger algunos fragmentos que creo pueden leerse de manera independiente.
De “En el aire”
IV
Ventrílocuos somos del perfume y la luz.
¿Es el cielo promesa de inmortalidad?
El pájaro no es el ala
lo sé
porque guardo una escalera que no sirve.
XIII
Si lo dicho no alcanza
toda verdad es un accidente.
¿Hay dolor en esto?
Uno cree recordar
pero toda garantía ata.
De “Tierra de nadie”
XIII
que me mire.
Alguien llora por algo que ignoro
Hay piedras preciosas en el limo.
Huellas de la partera al cortar el cordón umbilical.
La serpiente
el látigo
la cuerda
el falo.
La palabra ingrata y despiadada que nombra
es una excusa para los abrazos que acunan las arterias.
Nos delata dar malas noticias
obliga ver lo que otros no ven.
De “¡Fuego!”
II
enciende la flecha.
Ciudades destruidas,
escombros.
Poemas de amor.
En llamas
persigo el reposo
solo.
Cenizas después del coito.
Te pareces o te asemejas al beso que se esquiva.
¿Qué ves cuando tu boca llega y juega?
Tan cerca
Tu antes que te viera
Mi antes de tocarte.
Eres la triste mía de otro.
Pongo el rubor por testigo
y nuestras cenizas que nos interrogan entre otras cosas.
De “Bajo el agua”
ocultos unos de otros
cada uno con su cada uno.
del hombre sumergido
eso que ha olvidado.
¿Qué elige por mí dentro de mí que me permite recordar
El delfín duerme
alternando la mitad de su cerebro
soñando, no soñando.
Así naufraga mi memoria.
dormir
no dormir mientras nada?
XVIII
El afán.
Mi disfraz de certeza.
La sal seca mis labios
estremeciendo con violencia
mi garganta
y evoca lo húmedo.
mientras otros se atan al mástil.
porque se ha de vivir desatado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario