Por Marcelo Morales

Es ahí donde una joven estudiante ayuda a su amiga a abortar -acto ilegal que no se explica ni se ve en pantalla-, algo que a la larga hace aflorar más las humillaciones de vivir en un ambiente represivo que algún sentimiento de culpa. Eso, es finalmente, lo que hace de este debut de Cristian Mingui tan potente y excelente. Su idea no es achacarnos con alguna lección de vida, lo de él es hacer un retrato de vivir con las palabras atragantadas, de vivir con los sentimientos amarrados. Y lo logra como en las mejores películas.
(Fuente: La Tercera)
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